El jefe de escoltas se cercioró de que todo estaba bien a bordo, solo entonces se sentó, apartado de sus otros tres compañeros y del secretario de S.M. Desde la ventanilla observó los últimos preparativos del vuelo en tierra tras la carga de combustible. Habían llegado al aeropuerto de Málaga hacía solo dos horas y prefirieron, para no llamar la atención, subir directamente a bordo. El Gulfstream G550 podía volar a una velocidad de 941 kilómetros por hora, así que tardarían poco más de catorce horas en aterrizar en Miami. La ventaja de estos aparatos, se dijo, es que pueden tomar tierra en aeropuertos secundarios a los que los vuelos de líneas comerciales regulares no acceden, pero no era el caso, volarían directamente a su destino.

Llevaba muchos años con S.M., ¿cuántos, Fernando?, pues en la última etapa desde su abdicación en 2014, pero antes le había servido de escolta varios años, aquí en Málaga se acuerda de la última vez que estuvieron en La Bobadilla. Los secretos que él guardaba se morirían con él. Se repetía a sí mismo, «desenterrar a Franco y desterrar a S.M.», ¿vería él la salida de España de Felipe VI?, desde luego la historia de la Casa era extraordinaria, los cinco últimos jefes de la dinastía -ya estaban a punto de despegar-, desde Isabel II a Juan Carlos I, habían conocido el destierro. Ahora, el Número Uno tenía 82 años. Lausana, Estoril, su madre Victoria Eugenia, su padre Don Juan, S.M. fue un día Juanito, cuando estaba a la sombra de Franco, sus amigos íntimos, como José Fanjul -estaban en el aire y subiendo- del que tanto se hablaría, el rey del azúcar de la República Dominicana, del que mucha gente no sabía que este hombre, junto a su hermano Alfonso, levantaron un emporio tras perder el de su padre en Cuba cuando entró Fidel Castro con sus muchachos, ¿pasaría algo parecido tras la entrada aquí de Ave Rapaz? Con el último amigo íntimo de su Protegido, Pedro Campos, habían cenado solo una semana antes en el Real Club Náutico de Sansexo, había sido el armador del Nuevo Bribón, nunca había entendido por qué le habían puesto este nombre al barco, se prestaba a toda clase de bromas. Ya habían alcanzado altura, más de 11.000 metros. Se desabrochó el cinturón, se acercó al Jefe, que miraba la inmensidad del cielo aquella tarde de finales de julio que caía naranja por el borde del mar, y le dijo, Señor, ¿está usted bien? Aunque su interlocutor estaba ensimismado, reaccionó, sí, Fernando, muchas gracias, ¿crees que volveré?, claro que sí, Señor, y más pronto que tarde. ¿Sabes cómo se fue mi abuelo desde Cartagena? Creo que sí, Señor, en un barco de guerra. En la mesa que tenía ante sí había un café con leche, una caja de pastillas, el móvil y las gafas de sol, solo había hecho una llamada por teléfono, y de ésta hacía ya una hora, no había querido los periódicos que la azafata le llevó, ni una copa de champán de bienvenida, estaba triste, lo conocía muy bien. Sí, fue el 14 de abril de 1931 y ese mismo día en su discurso de despedida decía: «No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósitos acumulados por la Historia, de cuya custodia me han de pedir un día cuenta rigurosa». Mi padre me hizo aprender de memoria estos párrafos, pero de eso hace ya muchos años. Mi abuelo se marchó a Roma, después a Francia y a otros países, yo los conozco casi todos y no quiero andar de un sitio para otro, lo que me inquieta es que no termine en el Panteón Real de El Escorial. No piense eso, Señor. Esto es pasajero, ahora le echarán de menos. A mi abuelo, Fernando, cuando salió del Palacio Real aquel día solo le acompañaba un almirante y, por primera vez, se vio obligado a coger un taxi, y aunque está enterrado en El Escorial, lo cierto es que nunca más volvió a pisar España. Después durante la travesía, se ordenó a la tripulación coser una franja morada en el pabellón del buque. Pero estos son otros tiempos, Señor. Sí, pero los españoles somos los mismos. Luis Cernuda había dicho desde el exilio:

Raíz del tronco verde,¿quién lo arranca?Aquel amor primero,¿quién lo vence?Tu sueño y tu recuerdo,¿quién lo olvida?,tierra nativa,más mía cuanto más lejana.