El Covid 19 parece estar ocasionando una quiebra en nuestros hábitos y costumbres, en lo que denominan "nueva normalidad", que a muchos nos cuesta comprender, pues entendemos que parece se está construyendo un nuevo modelo de sociedad sustentada en el "distanciamiento social", término que alude al grado de aislamiento en el seno de una sociedad, cuando lo que se pretendía es hacer referencia al "distanciamiento físico" entre personas.

En esta situación extraña que vivimos, el informe de 17 de agosto del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria, que bajo el control del Instituto de Salud Carlos III se registran las defunciones por todas las causas y se realizan estimaciones para calcular la "mortalidad esperada", nos señala que estamos ante dos escenarios diferentes respecto de las "defunciones registradas que sobrepasan a las estimadas", el periodo del 10 de marzo al 9 de mayo, y el del 20 de julio al 15 de agosto. En la primera, el exceso de defunciones fue de 43.556, un 64,3% más de lo esperado, y en el segundo periodo es de 2.650, un 9,7% más de las esperadas. Entre ambos periodos las "defunciones no esperadas" se elevarían a 46.206.

Los efectos del Covid 19 no solo han sido sanitarios, con miles de muertos, contagiados, encamados y confinados, también lo está siendo en el ámbito económico, con previsiones realizadas por organismos especializados que parecen dificultar la toma de medidas adecuadas que corrijan esas negativas previsiones por el gobierno de coalición de socialistas, radicales de izquierdas y comunistas, y que las veremos plasmadas en una liquidación del presupuesto de 2020 con mayores déficit de los previsto, y en el presupuesto 2021, ante el reto de evitar que nuestra deuda pública se convierta en "perpetua".

Resulta pues necesario estudiar, entre otros asuntos, la variación en el número de trabajadores en alta en la Seguridad Social. De este seguimiento, comprobábamos como en marzo pasado se destruían 651.553 empleos respecto el mismo mes del año anterior y que en junio esta destrucción interanual llegaba a los 974.419, para en julio reducirse a unos 617.000, en lo que parece una apuesta de los empresarios y autónomos por contratar a trabajadores en julio para reactivar la economía en el mes de agosto, mientras en julio, el número de trabajadores incluidos en ERTE es de 1,18 millones que figuran como trabajadores en alta en sus empresas.

Veamos algunos aspectos destacables observados en las cifras de julio 2020. La provincia de Málaga, mantiene unos 38.000 trabajadores menos que en julio 2019, situándose como la cuarta provincia en pérdida de empleo, por detrás de Barcelona con 80.000, Baleares con 78.000 y Madrid con 63.000. Pero si las pérdidas de empleo las relacionamos con la población, se situaría en primer lugar Baleares con un alarmante 6,78% de destrucción de empleo respecto de su población, seguida muy de lejos por las provincias de Gerona con el 2,88%, Tarragona 2,35% y Málaga con el 2,30%.

Las actividades más vinculadas al turismo son las que ofrecen los peores datos con unos 383.000 trabajadores menos, lo que representa el 62% del empleo perdido en España en este periodo. Las provincias con peores datos son Baleares con 60.370, Barcelona con 53.552, Madrid con 43.430 y Málaga con unos 24.655, pero si relacionamos el empleo perdido en sectores vinculados al turismo con el total perdido en todos los sectores de la economía provincial, el escenario cambia siendo Navarra la que se sitúa en primer lugar con una pérdida del 112% sobre el total, pues en el resto de actividades crece, seguida de Albacete con un 98%, Castellón y Huesca con un 90%, Teruel con un 84% y Valencia con un 82%. Málaga tendría una pérdida de empleos en sectores vinculados al turismo del 65% respecto del total perdido, pero en nuestra región nos superaría Almería con un 73%.

Destacar también las cifras negativas en la actividad de "comercio y talleres de vehículos" con unos 112.000 empleos menos, y en la Industria manufacturera con unos 66.000, concentrándose en provincias con industrias de automoción. De manera generalizada se crea empleo en "sanidad y servicios sociales" con unos 43.000 y en "educación" con unos 22.000 trabajadores.

Son los varones los que pierden más empleos, un 55,49% frente al 44,51% de las mujeres, y es en el tramo de edad de 16 a 44 años donde encontramos los peores datos, unos 763.509 empleos menos, de los que el 53% pertenecen a varones, mientras el tramo de 45 y más años se han creado 147.032 empleos, de los que la mujer ocupa el 59%.

Asimismo comprobamos que se han perdido unos 98.000 empleos ocupados por extranjeros, de los que 48.000 son de la Unión Europea, encabezándola los rumanos con una pérdida de 23.000 trabajadores. En el resto de países destaca el crecimiento de trabajadores venezolanos y colombianos con unos 15.000 y 9.000 respectivamente, frente a la desaparición de 9.000 trabajadores chinos, 8.000 marroquíes, 6.000 ecuatorianos y unos 5.000 del Reino Unido.

Entre tantos problemas que deben resolver nuestros políticos, esperemos no nos distraigan generando otros, recordando la frase de Orwell, "Ver lo que está delante de nuestros ojos requiere un esfuerzo constante", y yo apuntaría "y una paciencia infinita"