Las posiciones políticas ante la Covid-19 no ofrecen duda: en el mundo, y aquí, cierta derecha tiende a limitar o relajar las medidas contra la pandemia. No me atrevería a decir que la línea divisoria afecte también a los tribunales de justicia. Ahora bien, en situaciones semejantes y respecto de medidas idénticas unos tribunales las anulan por entender que violan derechos fundamentales y otros las confirman anteponiendo la salud y la vida. ¿Es todo tan opinable, o el problema es que hay demasiada 'opinión' en muchas decisiones judiciales? La independencia exige que nadie, mucho menos el poder político, interfiera de modo directo o indirecto en dichas decisiones, pero también que los jueces sean independientes de sus propias ideas y querencias sociales, sanitarias, políticas o religiosas, a la hora de aplicar la ley. Si perdieran prestigio ya no quedaría nada creíble en el Estado.