Opinión | Lavidamoderna Merma

Un siglo de esplendor y la ilusión de todos

Un siglo de esplendor y la ilusión de todos

Un siglo de esplendor y la ilusión de todos / L. O.

La situación actual es tan compleja que no se sabe bien por dónde tirar. La ilusión acecha a la cautela y la cohíbe. La algarabía por ver cómo se alivian las restricciones está tan condicionada por el contexto que uno llega a plantearse si está haciendo bien al emocionarse y venirse arriba ante todo lo que va sucediendo.

La losa que llevamos a la espalda será difícil de superar, pero jugamos con ventaja. Porque seguramente pronto olvidemos todo lo pasado. Y es que, de la mortadela al jamón de bellota se cambia rápido y sin problemas.

Echamos mucho de menos algunos elementos que eran claves en nuestra vida y que, al perderlos por la pandemia, hemos entendido que eran fundamentales en nuestras vidas.

En Andalucía, por nuestra forma de ser, vivir y convivir, son variados los acontecimientos que, además de definirnos como pueblo, nos acompañan en el día a día de nuestras vidas sociales.

Las celebraciones, festividades, romerías y actividades grupales nos acompañan siempre. Y es que en el sur puedes ir enlazando cosas y pasar los años en un bucle. Con los mantecados en el estómago, se presentan el cartel de la Semana Santa y calientan motores los carnavales de Cádiz. Sin darte cuenta es Cuaresma. Y tras la Semana Santa llegan las principales ferias y El Rocío. Que termina y siguen las ferias. Y los patios. Y las cruces. Y el Corpus. Y la Virgen del Carmen. Y el festival de cine. Y llega el frío y ya es Navidad. Y vuelta la burra al trigo.

Pero si algo nos une, identifica y participamos la mayoría es en la Semana Santa. Las Cofradías y Hermandades vertebran las ciudades, las relaciones sociales y hasta los calendarios. Y llevamos dos años sin poder reencontrarnos. Y en Andalucía, eso, es muchísimo tiempo.

Ahora, al caer de los primeros telones que convertían en anómala nuestras vidas, comienza a resurgir la esperanza en todos los sectores económicos y sociales de y también en el mundo cofrade.

Dentro de esta pausa obligatoria, el Procesionismo se ha detenido, como es lógico, pero el movimiento ha continuado, especialmente en el gran movimiento cofrade en Andalucía en este año tan singular: El Centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga. Cien años es tela de tiempo. Y, a pesar de los pesares, lo planeado por su comisión se cumple, pandemia mediante. Y como agua de mayo ha llegado a su cita con Andalucía la primera de las exposiciones previstas: ‘Un siglo de esplendor’. Una muestra patrimonial conmemorando cien años de Agrupación y mostrando una gran selección de lo mejorcito que nuestras Cofradías y Hermandades han atesorado en el último siglo bajo el paraguas de San Julián -y sus anteriores sedes-.

Curioso el destino pues, la exposición no estaba prevista en origen para estas fechas pero, con un movimiento acertado, se trasladó a mayo para echar un capote a todos y que fluyera la ilusión contenida de todos los que amamos este mundo. Suerte la nuestra pues, con las puertas recién abiertas del Palacio Episcopal, lugar en el que se celebra la exposición, también abren los caminos entre provincias, comunidades autónomas y gran parte del exterior.

Un siglo de esplendor para los cofrades malagueños y un ciento de motivos para venir a Málaga con una Andalucía ávida de cofradías, barroquismo y olor a Semana Santa.

Así que todo ha confluido y tenemos motivos para celebrar que lo bueno se va acercando. Y en el Palacio Episcopal tenemos un adelanto del reencuentro con nuestra vida real que tanto echamos de menos.

Es un sueño poder disfrutar de la casa del obispo de nuevo repleta de arte y cultura con la delicadeza y gusto con el que trabajaba Otalecu en la etapa diocesana del espacio cultural. Ahora, como sucedía antes, le acompaña en el camino Miguel Ángel Blanco como Director de la exposición y responsable del área expositiva del Centenario. Una dupla, la de Blanco y Otalecu, que es conocida en Andalucía y de la que muchos quieren aprender para convertir almacenes de enseres en finos y respetadas exposiciones como las que ellos organizan.

Marina Riera y Rafael de las Peñas completan el equipo que nos ha devuelto la ilusión. Los responsables de que pongamos en valor lo nuestro, nos acerquemos hasta el milímetro a nuestro patrimonio cofrade malacitano y digamos con el mayor de los orgullos que, a pesar de las calamidades que padecieron nuestros ancestros y la desaparición casi total de nuestras Cofradías, los continuadores de la vida cofrade supieron tener altura de miras para construir de la nada un todo de primer nivel andaluz.

Los cofrades tenemos la obligación de acudir al Palacio Episcopal para reencontrarnos con todo aquello que llevábamos tanto tiempo sin verlo. Y seguidamente, convertirnos en ministros de exteriores de nuestra Málaga cofrade. Y que todos, pasadas nuestras fronteras verdes y moradas, venga a nuestra tierra a conocer lo que han oído, pero nunca han visto tan de cerca.

En el horizonte se dibuja una magna que nos devolverá a la vida. En el palacio del obispo nos reencontramos con los arreos y atalajes que nos hacen únicos, genuinos y muy felices.

Juanma Moreno nos ha devuelto las horas y el Centenario de la Agrupación de cofradías la ilusión.

Es una alegría volver a pensar en lo que no fue, pero podrá ser. Es un orgullo tener en Málaga tanto bueno y tantos buenos para poder mostrarlo de esta manera tan brillante.

Un siglo de esplendor y casi tres meses para ilusionarnos en el Palacio Episcopal.

Viva Málaga.