Opinión | Memorias en blanco y negro

Matthias Sindelar vs. Giuseppe Meazza, final de la 'Copa de Europa' de 1933

Recorte de prensa de la final de Copa de Europa de 1933.

Recorte de prensa de la final de Copa de Europa de 1933. / L. O.

Para rememorar la primera gran final de la historia de la Copa de Europa debemos remontarnos al año 1933 –sí, han oído bien: «1933 y Copa de Europa»–. A algunos no les cuadrarán las fechas, pero por si alguien sigue todavía despistado debemos recordarle que el fútbol se oficializó hace ya más de 150 años y que los duelos continentales, gracias a un tal Hugo Meisl –uno de los grandes románticos de este deporte–, comenzaron a disputarse allá por 1927 en un torneo ideado por el austrohúngaro y denominado Copa Mitropa.

Por primera vez un partido de fútbol sería promocionado como un espectacular desafío de talentos individuales, ni más ni menos que Giuseppe Meazza contra Matthias Sindelar. Fueron ocho los equipos que participaron en el campeonato, que contó con un elenco de estrellas jamás visto con anterioridad y que al año siguiente en el Mundial de Italia 1934 brillarían con luz propia, culminándose con un gran duelo final entre italianos y austriacos, los dos mejores europeos del momento.

El Austria Viena de Sindelar debutó en cuartos de final ante el poderoso Slavia Praga, campeón checoslovaco que tenía entre sus filas al guardameta Frantisek Planicka y al delantero Frantisek Svoboda como grandes figuras. Además, ocho de sus titulares fueron subcampeones mundiales en Italia. En la ida, los checos ganaron en Praga por 3-1, por lo que el «Hombre de Papel» y sus secuaces necesitaban de un milagro para avanzar en la eliminatoria. La revancha estaba servida y en un choque para recordar durante muchísimos años, los austriacos doblegaron a su rival por un 3-0 que les clasificaría para semifinales.

Por su parte la Ambrosiana jugó en cuartos contra el First Viena de Leopold Hofmann y Karl Sesta, el mismo que junto a Sindelar desafiara al propio Hitler en el Prater de Viena dentro de los preámbulos del Anschluss en 1938. Los interistas no tuvieron problemas y ganaron ambos enfrentamientos: 0-1 y 4-0. En semifinales y casi a contra pronóstico se desharían del Sparta Praga con cierta comodidad, al vencer en casa por 4-1 con un sobresaliente Meazza y posteriormente empatar 2-2 como visitantes. Para más señas del gran triunfo lombardo resaltar que en el conjunto checoslovaco destacaban Oldrich Nejedly –máximo goleador del Mundial 34–, Josef Silny y Josef Kostálek.

El equipo de Sindelar también brilló en semifinales contra el tri-campeón italiano la Juventus de Raimundo Orsi y Luis Monti, quienes formarían la columna vertebral de la selección que meses después conquistaría el Mundial organizado por Mussolini. La ida en Viena acogió la friolera de 50.000 espectadores, un récord absoluto y sin precedentes para un partido jugado fuera de las islas británicas. Al igual que su homónimo italiano Meazza, Sindelar fue la gran figura local en el triunfo por 3-0 a pesar de sufrir un tremendo marcaje. En otro partido durísimo en Italia, los vieneses lograron obtener un empate a uno que les metía en la gran final.

Ambrosiana Inter de Meazza vs. Austria Viena de Sindelar, el cartel era de lujo. No había duelo mejor para disfrutar, lo que llevó al desplazamiento masivo de hinchas austríacos al partido de ida disputado en el estadio Mussolini ante más de 35 mil espectadores como testigos. Ambrosiana se fue al descanso con un 2-0 a favor, pero los visitantes durante el segundo tiempo lograron el gol de la esperanza. La final quedaba abierta.

Para el encuentro de vuelta la expectativa fue aún mayor. Unos 450 italianos viajaron acompañando al Inter, que en un gesto de tremenda caballerosidad fueron recibidos por el propio Sindelar en el hotel. Casi 60 mil espectadores pudieron disfrutar del grandioso espectáculo que aquella tarde del 8 de septiembre de 1933 dispensaron ambos equipos. Los locales se adelantaron en dos ocasiones mientras que los visitantes jugaban con nueve por las expulsiones de Allemandi y de Demaría. Parecía todo visto para sentencia hasta que apareció Meazza y marcó el 2-1 que igualaba la serie. Sin embargo y cuando todo apuntaba a un partido de desempate, emergería la gran figura de Sindelar que con una gran definición anotó el gol más importante de la historia de su club. «En el público provocó desmayos de alegría», publicó la prensa austríaca. El Austria Viena fue campeón y las dos grandes estrellas no defraudaron. Aquella fue la final más emblemática de la primera parte de la historia de la Copa de Europa.

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