Opinión | MÁLAGA DE UN VISTAZO

Uno de Mayo

Las imágenes de la manifestación del 1 de mayo en Málaga

Las imágenes de la manifestación del 1 de mayo en Málaga / Gregorio Marrero

Después de celebrar el día del trabajador queda mucho trabajo por delante. Falta mejorar las condiciones laborales en demasiados empleos, que las buenas oportunidades lleguen hasta los jóvenes antes de que se hagan viejos, que la paridad salarial sea un hecho. Falta que suba el salario mínimo y que no sean tan mínimos el resto, que los horarios de ciertos sectores no sean abusivos, salvajes y tan usuales, que la brecha salarial se vaya reduciendo hasta que sea tan solo una grieta por donde no quepa tanta descompensación e injusticia, que las horas extraordinarias no sean tan normales, que la jubilación no nos deje tan cerca de la última parada y que las pensiones no ridiculicen ni asfixien la vida que aún les queda a los más mayores. Falta ampliar los derechos de los débiles y no blindar tanto los beneficios de los más favorecidos.

No es el mercado, amigo, eres tú que eres mezquino. Falta, sobre todo, que nos pongamos de acuerdo en lo que queda, que entendamos qué es lo importante y lo que urge, que miremos al futuro con el orgullo de querer mejorarlo entre todos. Y para eso sería necesario quitar de en medio todo el ruido que enturbia los debates, el protagonismo de los que consiguen hablar siempre de otra cosa, de sus cosas, de sí mismos, esos que prometen lo que sea para conseguir el poder de hacer justo lo contrario.

Falta mucho por hacer, pero no hacemos nada, desorientados por discursos que nos enfrentan, desbordados por informaciones que nos bloquean, arrastrados por corrientes que nos alejan y divididos por intereses que nos desprecian. El día del trabajador es un festivo más, un día de descanso al que nos agarramos sin ni siquiera pensar por qué andamos tan cansados ni de qué. Y nos quedan por delante otros 364 para celebrar -con suerte- que seguimos igual que antes.

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