Crítica musical

Turrión entre dos genios

Alejandro Fernández

Alejandro Fernández

Málaga. 10-02-2023.

Auditorio Edgar Neville.

  • Solista: Tiago Coimbra.
  • Dirección: Levente Törôk.
  • Programa: Obertura Leonora III en Do Mayor, op 72b, de L. v. Beethoven; Resilience. Concerto para oboe y orquesta, de F. Turrión y Sinfonía nº 1 en Do menor, op. 68, de J. Brahms.

El pasado viernes de la mano de la batuta invitada del maestro Levente Törôk, la Filarmónica de Málaga abordaba en concierto un sólido programa, dentro del ciclo La Filarmónica Frente al Mar, centrado en la forma beethoveniana y su influencia en las posibilidades del lenguaje musical dibujado por el músico abriendo el horizonte musical sobre el que ha evolucionado la música hasta nuestros días. Paralelamente, el genio de Bonn representa también la imagen no dependiente y libre del músico moderno que entiende su trabajo artístico como un discurso inserto en la sociedad del momento además de crítico.

Habitual de las salas de concierto como página independiente, la Obertura Leonora III de Beethoven nace fruto de la revisión tras el primer estreno de Fidelio. Estructurada en tres partes, la página posee un ánimo ascendente que parte de la oscuridad hasta alcanzar un carácter heróico marcado por el tema de la trompeta defendido para la ocasión por el maestro Ángel San Bartolomé dentro de una lectura en conjunto compacta y decidida del maestro Törôk que destacó especialmente el papel orgánico de maderas y metales. Constante que tuvo también su reflejo en el resto del programa.

Oboe solista de la Götinger Symphonie Orchester de Alemania, el oboísta Tiago Coimbra deslumbró al auditorio que abarrotaba el Edgar Neville en el estreno de Resilience, concierto para oboe y orquesta del compositor de origen español Felix Turrión. Partitura que navega sin complejos entre el plano camerístico y orquestal en el que también la alternancia entre lo atonal y la tonalidad dialogan como elementos estructurales del concierto y que refuerzan los contínuos cambios de humor por los que transita la obra como un reflejo más de una sociedad determinada por la inmediatez de las emociones y en constante agitación. Para reforzar esta idea Turrión concibe el concierto en un único capítulo estructurado en tres partes si bien la página también permite ser entendida como una sucesión de espacios sonoros relacionados con la idea de cambio, de contínuo movimiento que retrata la sociedad actual.

Una larga introducción iniciada por un motivo introducido por la trompa y la trompeta hasta la entrada de la cuerda se contrapone a los vientos antes de la entrada del oboe solista de Tiago Coimbra sobre una extensa cadencia que el músico portugués resolvería con especial dominio técnico y resultado artístico de altura como demostraría también en la sección final, muy exigente, en el plano más virtuoso del concierto. El tema del inicio evoluciona a través de un ejercicio musical en el que se alternan el ámbito camerístico y sinfónico como parte de una arquitectura musical muy pensada, el primero relacionado con las propias reflexiones del compositor frente a un conjunto sinfónico que vienen a representar el ánimo cambiante e inesperado del momento que vivimos como sociedad moderna con sus luces y sombras.

Tras el descanso, la primera de las sinfonías de Brahms ocupó los atriles de la OFM para una interpretación en la que destacó la madurez del conjunto en los diálogos entre vientos y cuerdas, estas últimas distinguidas especialmente por una densidad y emisión compacta plegada a las exigencias dramáticas de la sinfonía. Levente Törôk marcó dinámicas ágiles menos agradecidas en los motivos centrales aunque resuelta y brillante especialmente en el tiempo conclusivo. Destacar además el decidido papel de las trompas y el empaste de las maderas de la orquesta.