Hermanísimos

El retorno del baloncesto de primer nivel a Girona, logrado el pasado verano tras el ascenso de los catalanes desde la LEB Oro a la Liga Endesa, está indisolublemente asociado a la figura de Marc Gasol. Su desembarco, primero como presidente y luego como jugador, ha transformado en ganador el proyecto nacido en Fontajau.

Campeón y mejor defensor de la NBA, ganador de múltiples entorchados con la selección española, más allá de sus logros deportivos, el mediano de los Gasol tuvo que labrarse con ahínco un nombre en el mundo de la canasta.

Toda la familia se marchó a Memphis para acompañar a su hermano Pau y en su regreso, muchas voces críticas rodearon sus primeros pasos en el Barça así como en el combinado nacional. Gracias a su excepcional rendimiento en Girona consiguió romper con la imagen habitual del «hermanísimo» entrando por pleno derecho en la competición americana.

Caso parecido a Marc, aunque viajando a finales de los 80, nos encontramos con un par de jugadores que vistieron la camiseta del club gerundense y cuyos hermanos deslumbraban en el mundo del baloncesto. Herminio era el mayor de la saga de los San Epifanio. Epi I, alero como su hermano Juan Antonio (estrella del baloncesto español en su etapa en el FC Barcelona y en la selección española), destacó en sus años mozos en su Zaragoza natal hasta recalar en el FC Barcelona.

Alto para la posición (alrededor de los 2 metros), con muy buena mano en el lanzamiento exterior, fue uno de los más fiables anotadores de la 1ª División. Desarrolló la mayor parte de su carrera en equipos catalanes, siendo figura muy relevante en Granollers.

Con la vitola de estrella y un contrato a la altura, Herminio fichó por el Caja de Ronda en la temporada 82/83, donde no pudo desplegar todo su talento. Año complicado en lo deportivo, Epi I dejó un grato recuerdo entre sus compañeros, aunque su bajo rendimiento y no cumplir las expectativas creadas le llevaron de vuelta a Cataluña. En 1987 llegó a Girona con el rol de veterano en el vestuario y la rotación pero tuvo un protagonismo decreciente en su etapa en el equipo patrocinado por la cadena de supermercados Valvi.

A su lado jugaba Jiménez II, el menor de los hermanos de Carmona. Más bajo que Andrés (figura indiscutible en la Penya, el Barça y también de la selección), Paco era reconocible por sus gafas de pasta y su calidad como alero. Criado en las categorías inferiores del Joventut, formó un trío muy animado en Girona al lado de otros canteranos verdinegros como Jordi Pardo y Juan Rosa. Valioso jugador de recambio, Jiménez ofrecía un adecuado rendimiento en ambas partes de la pista.

Jordi Pardo recuerda dos anécdotas que ejemplifican el carácter y talante positivo de Paco. Acudía a los entrenamientos acompañado de su perro ‘Groucho’, a quien le daba un paseo matutino por las inmediaciones del pabellón. En un verano de aquellos años, los aventureros Jiménez y Pardo se lanzaron, mochilas al hombro, en un viaje iniciático por Estados Unidos aprovechando que una amiga en común vivía allí. Visitaron Nueva York y Los Ángeles en una experiencia que fortaleció su amistad más allá de las pistas.

Gasol, San Epifanio y Jiménez son tres sagas de ilustres apellidos del baloncesto español que han dejado un recuerdo imborrable a lo largo de más de treinta años entre la animosa afición del equipo gerundense, rival que esta fin de semana visita el palacio de los deportes Martín Carpena.

La Peque-Columna (Simón RJ)

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