De campaña

Larra en el ambulatorio

La promesa de dinero para la sanidad la toman algunos como si fuera napalm. Mientras, en los centros de salud ya no dicen «vuelva usted mañana», sino el año que viene

Protesta en favor de la sanidad pública. | L.O.

Protesta en favor de la sanidad pública. | L.O.

Jose María de Loma

Jose María de Loma

E l joven paseante transita la ciudad con el riesgo de que le caiga una promesa en toda la testa. Como si de una maceta con geranios desprendida de un balcón se tratara. Hay promesas en los charcos y en el suelo, promesas en los semáforos, promesas que te lanzan desde las motos o los coches y promesas en patinete. Promesas al vapor y vaporosas. Te lo prometo, dice también, como colofón a una frase, el amante díscolo pillado en falta y enunciando nuevos propósitos de enmienda.

Pedro Sánchez ha prometido más de quinientos millones para la atención primaria. O sea, para la sanidad, para los ambulatorios. Más que promesa es realidad, dado que el Consejo de Ministros liberará esta semana tal dinero. Sin embargo, las comunidades, las que tienen jefes no socialistas, acogen esta medida como si fuera napalm que les cae encima, como si quemara, como si fuera dinero maldito. Quita, quita. Piden pero no quieren recibir. Dicen que es una mentira y un engaño pero la sanidad está de pena en toda España. Faltan médicos, faltan medios, no te atienden, no te cogen el teléfono, ir a Urgencias es pasar horas y horas. Las citas médicas se dilatan y retrasan. Vuelva usted el año que viene, dicen los Larra de la sanidad al sufrido paciente que ya no tiene paciencia y sí una dolencia. La sanidad privada engorda. Y ya está tan gorda que también ha enfermado. Solo hay que ir a las Urgencias de una clínica no pública. Sánchez no es ningún benefactor santo y hace esto porque estamos en campaña y él es un killer político, pero eso ya lo sabemos. Hágase el milagro aunque lo haga el diablo, diablo que habita en el que le escribe los discursos a Feijóo (oiga, no le eche la culpa al escriba). No para de decir inconveniencias («Me encanta estar en Andalucía», dijo el otro día en Cáceres. «Sevilla es inteligente y cuando gana el Betis los del Sevilla se alegran»). Sin embargo, Ayuso sí cree tener los medicamentos para combatir a la izquierda: hablar de Bildu. Eso no sabe uno si va a movilizar a los votantes de Vox o los va a llevar al ayusismo, pero lo cierto es que la líder que más seduce a la parroquia derechosa es la presidenta de Madrid, que quiere el puesto de Feijóo y la presidencia de la ONU ya puestos. Aquí todo el mundo se juega mucho. Incluso el votante, que es al que a menudo se la juega. PP y PSOE creen que ahora ya se juega La Moncloa y Ciudadanos se juega seguir vivo. Con su política de alianzas, a veces no se sabe a qué juega la izquierda. El juego sigue esta semana, que se presume intensa y con más encuestas que ventanas. Todo, hasta el sábado, fecha en la que los candidatos proclaman que son amantes de la familia, el paseo, la lectura y los platos regionales bien aderezados. Y el domingo a votar. Mientras no enfermemos. O sea, hasta que estemos en nuestro sano juicio.

Acto de campaña de Más Madrid en la plaza Mayor

Acto de campaña de Más Madrid en la plaza Mayor / Carlos Luján

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La Plaza Mayor de Madrid ha visto de todo: autos de fe, corridas de toros, mercadillos, ejecuciones, mítines y hasta facturas de diez euros por una cerveza. En esta campaña, su utilización no iba a dejarse de lado, claro. En la imagen, concurridísimo mitin de Más Madrid para promocionar a Rita Maestre, candidata a la alcaldía. Nadie sin su gorrito verde, el color de la formación, que practica un moderado ecologismo. La campaña sigue. No descarten una cita de ayusers en la citada plaza.

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