MIRANDO AL ABISMO

Paciencia y control

No puedo entender que dos partidos políticos constitucionales de nuestro país prohibieran el uso de la bandera de este colectivo en los edificios municipales

María Gaitán

María Gaitán

No se me da bien eso de tener paciencia y esperar a que las cosas, sin más, ocurran. Cuando tengo que ser paciente y esperar a que algo ocurra no lo hago, no realmente. Me anticipo, creo millones de resultados posibles e imagino también mi reacción ante ellos. Vamos, que me estreso por cosas que no se pueden controlar. La verdad es que no entiendo muy bien cuándo y por qué nace esta obsesión de los seres humanos por manejar el universo que les rodea hasta tal punto de creerse omnipotentes. No sé en que momento de la historia asimilamos que transformar el medio en el que vivimos es equiparable a controlarlo todo, pero aquí estamos, anticipando acciones y reacciones. Así, con estos ademanes conquistadores con los que nos movemos los seres humanos, hemos ido creando un mundo frío, calculador e inhóspito donde se mercadea con los derechos humanos más básicos.

Como me pasa casi siempre me he ido por las ramas. Yo en este artículo vengo a hablar del amor. Hace unos días, el 28 de junio, se celebró el Día Internacional del ‘Orgullo LGTBI+’, el día en que un colectivo de seres humanos celebra su derecho a ser y a amar en libertad. La libertad que les avala la Constitución de nuestro país, ya que en su artículo 14 dice lo siguiente: «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza o religión».

Es por esto que no puedo entender que dos partidos políticos constitucionales de nuestro país prohibieran el uso de la bandera de este colectivo en los edificios municipales. Por si había alguna duda, hablo del PP y de Vox. A mí que, como ya sabéis, soy un poco fatalista, estas prohibiciones me suenan a represión y a dictadura, ya que como suelo decirles a mis alumnos, los discursos de odio en la política, y en todos los ámbitos de la vida, siempre llevan a la represión y a la pérdida de la libertad. Es por eso, que hay que tener mucho cuidado a la hora de ceder el poder. El pueblo, nosotros, tenemos una responsabilidad civil y moral con los derechos de nuestros coetáneos y debemos rebelarnos ante la injusticia.

El amor es una de las máximas expresiones de libertad que existen, ya que amar a alguien es un acto altruista. En palabras de Ortega, «amar a alguien es estar empeñado en que exista, no admitir, en lo que depende de uno, la posibilidad de un universo donde esa persona esté ausente». Y yo amo libremente a mis amigos, a esos amigos que portan su bandera LGTBI+ y aman y ríen. Muchos de ellos me han acompañado toda la vida, hemos crecido juntos queriéndonos mientras el tiempo pasaba, coleccionando noches de verano. El amor es una constante universal y, parafraseando a Martínez Ares, ojalá nos siga salvando en los siglos venideros.

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