TIERRA DE NADIE

Un dios perplejo

Un dios perplejo

Un dios perplejo / Juan José Millás

Juan José Millás

Juan José Millás

Si fuera verdad, como predica el panteísmo, que todo es Dios, Dios está ahora pelando una manzana con mis manos, que en realidad son las suyas. Y está tendiendo la ropa en algún sitio, y está cambiándole el aceite a un coche, y está dándoles de comer en un corral a las gallinas, que son diosas también, pues no hay nada en este mundo, por pequeño o zafio que parezca, que no sea Dios. Dios es la mosca y Dios es el gorrión que se la come. Hay una brisa leve que atraviesa el calor de la siesta y que también es Dios. Dios canta a través de la gaviota que atraviesa el cielo y gime por boca de los adúlteros que se agitan en la cama de la habitación de un hotel tras las horas de oficina. Dios es el desconocido que llama por teléfono para ofrecerte una tarifa más barata de la luz. Dios es la nadadora a la que el médico recomienda hacer 20 largos diarios para tratar una lesión de espalda. Y el pescadero que está ahora mismo eviscerando una merluza está en realidad eviscerando a Dios. El hijo adolescente que fuma a escondidas y llega tarde a casa es Dios. Cada vez que nace un niño, nace Dios, lo mismo que cuando nace un gato o una araña. No es que cada araña sea una diosa, sino que todas son el mismo Dios. También la hoja del limonero es Dios porque Dios, más que estar en todas partes, es todas las partes. La llama del mechero es Dios incluso cuando está apagada, y el cigarrillo sigue siendo Dios después de consumido. Ese difunto a cuya viuda has acudido para darle el pésame es Dios, lo que no significa que Dios tenga zonas necrosadas, sino que la muerte es Dios también, como el resto de las manifestaciones de la vida. El agua es Dios y el granizo es Dios y la nieve es Dios. Y cuando anochece es Dios el que anochece, del mismo modo que el que se levanta al amanecer no es el Sol, es Dios. Marte es Dios y la Luna es Dios y la tinta del periódico es Dios. No podrías tocar un objeto que no fuera Dios. La olla exprés es Dios y el aparato de radio es Dios esté encendido o apagado. Cuando te acuestas, es Dios quien se mete en la cama y es Dios el que sueña, no tú, no tú, que no eres nadie, excepto Dios. Ese relámpago que te acaba de despertar en medio de la noche era Dios, un Dios perplejo o asustado, no tenemos ni idea.

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