Esperando al poniente

María Gaitán

María Gaitán

Le quedan ya a agosto un par de semanas y el sur se prepara para su tregua anual con el invierno. Este armisticio significa que no se espera una bajada de las temperaturas hasta bien entrado noviembre. Podríamos entrar a valorar lo que eso significa para el campo, las lluvias y las cosechas, pero hoy me voy a centrar en el verano y en los vientos que dominan la vida de cualquier pueblo marinero, el levante y el poniente. Estas rachas de aire guían las mareas, las corrientes de agua, la dirección de las olas e incluso el color del mar y la temperatura de las tardes.

En la segunda mitad de agosto al sol le entra la bulla por irse y cae del cielo a su cama, que no tengo ninguna duda que está en mi pueblo, Sanlúcar de Barrameda. Todo el que ha visto un atardecer desde sus playas lo sabe. Ahora que el sol se va a dormir más temprano y nos deja con una ausencia de horas de luz, de tarde, y de niños corriendo por la orilla de la playa enjuagando cubos, palas y pelotas; ahora que le han robado horas de luz a las tardes de verano y las diez me entra sueño y me medio duermo viendo la serie de turno; es cuando me da por pensar en el tiempo y su relatividad, en cómo los veranos del sur hacer parecer un año a dos meses, en cómo cada vez la playa tarda más en quedarse sola y nada parece demasiado urgente.

Hace ya unas semanas que el levante, uno de los vientos de los que hablaba antes, se instaló en mi playa, en mis tardes y su luz, en el fresco de mis noches y la comodidad de mis mañanas. El levante, en Málaga, es un viento que trae humedad y un calor pegajoso que no desaparece con nada. Además, atrae las medusas a las costas, las nubes al cielo y la niebla a las playas. Es un viento que deja el mundo en pausa, que hace que me baje la tensión y solo quiera, en cierta forma, vegetar. Aún así, siempre he creído que el secreto para parar el tiempo y la prisa está en el levante veraniego.

Mientras escribo esto,desde la terraza, oigo en la radio que va a saltar el poniente, que vendrá para refrescar los días y las noches, para cambiar el color del agua y su temperatura, para reiniciar el tiempo y para preparar la llegada de septiembre, la vuelta a la rutina y para alejar a las medusas.

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