Plan Digital Familiar

La Asociación Española de Pediatría ha aprobado y publicado un documento llamado Plan Digital Familiar, con útiles consejos para familias de cara a la relación de sus propios hijos con las pantallas. La Agencia Española de Protección de Datos ha apoyado esta iniciativa y la ha difundido en su web. Es interesante conocerla, porque cada vez es más habitual la delegación del entretenimiento de los niños, desde edades muy tempranas, en las pantallas de los dispositivos móviles. Y esto tiene unas consecuencias de las que muchas personas adultas no quieren ser conscientes. La comodidad se ha impuesto a la sensatez.

Hay algunos consejos básicos y sencillos de fácil cumplimiento. Por ejemplo, se recomienda ceder a los niños los móviles antiguos de los adultos, en vez de comprarles un aparato de última generación. También se insiste en la necesidad de planificar tiempo sin móviles, e incluso se habla de organizar actividades físicas en familia, ya que el ocio digital ha multiplicado el sedentarismo y esta pasividad tampoco es buena para la salud física y mental.

Otras propuestas son un poco más complejas y, quizás, requerirían de apoyo para las familias, para su correcta implantación. Se habla de fomentar el pensamiento crítico en los niños, algo difícil de conseguir si los progenitores son los primeros enganchados a las redes sociales y las plataformas de cine y series de televisión. Otra idea muy positiva es la que propone fomentar el uso creativo de estas herramientas, ya que la red ofrece múltiples aplicaciones adecuadas para una inmersión divertida y práctica en la edición de imágenes o la creación de contenidos para uso personal. No todo lo digital es negativo, y de hecho las herramientas de este tipo son cada vez más importante en el desarrollo profesional de jóvenes y adultos.

Lo importante de este documento, de lectura fácil y comprensión sencilla, es que obliga a las familias en su conjunto, bajo la dirección de los adultos, a reflexionar sobre el uso que se da a los móviles y pantallas en casa y fuera de ella. Y este ejercicio es necesario, en un momento de abuso colectivo de estos dispositivos, lo que afecta a la salud, la concentración, incluso a la convivencia. Un hogar cuyos miembros no se hablan porque cada uno está pendiente de su móvil no es un hogar mejor que otro que ha optado por pasar más tiempo en común, con los conflictos que esto puede traer. Sin diálogo, una familia se convierte en una suma de extraños. Recordémoslo.