Pasando la Cadena

El decálogo de Ibarra y el doctor Ripoll

En el decálogo del ilustre Dr. Ripoll, don Salvador, respecto al fútbol, el coraje, sin sustitutivo, es uno de los primeros atributos indispensables en los buenos jugadores

Xavi, en una rueda de prensa

Xavi, en una rueda de prensa / EFE

El inolvidable e irrepetible Juan Ignacio de Ibarra, quien marchó hace ahora cinco años a la redacción y al teatro de las estrellas, gustaba recordar el decálogo del ilustre Dr. Ripoll, don Salvador, respecto al fútbol. Era un compendio acertadísimo y extractado en el que se recogían diez fundamentos básicos de este juego tan espectacular y emocionante a veces. El coraje, sin sustitutivo, según ellos, era uno de los primeros atributos indispensables en los buenos jugadores.

Tan imprescindible como el cerebro en un entrenador, cabría añadir. Xavi continúa en la picota de buena parte del barcelonismo pese a tener al Barça vivo en todas las competiciones. Otra cosa es lo que cabe esperar según la deriva de su juego y de las turbulencias del entorno, al margen de cómo marchan sus competidores. En liga, el Madrid y el Girona le sacan siete puntos, aunque pueden ser más pronto analizando su manifiesta competitividad frente a las flojeras estructurales de los culés.

Hace semanas, me decía un amigo en Cartagena que Xavi no era buen entrenador porque su Barça no se basaba en una buena defensa. Sin embargo, sin faltarle razón a Ángel García -un equipo se hace de atrás hacia adelante-, el egarense ganó la temporada pasada la liga encajando poquísimos goles, 20, frente a los veintidós que le han marcado en esta primera vuelta. ¿Qué ha cambiado? Básicamente, que no cuenta con Busquets, porque en el resto de futbolistas de medio campo hacia atrás hay pocas variaciones. Lo que añade un factor diferencial. El cerebro es tan importante en el técnico como, aparte de la calidad, en los encargados de llevar el timón en cualquier equipo, quienes deben ser la continuidad de su jefe en el campo.

El Madrid actual de Ancelotti es la otra cara de la moneda y apunta a campeón de liga. Este año lleva solo once goles encajados frente a los treinta y seis que le marcaron la temporada pasada. Lo que explica en buena medida los diez puntos que le sacó el Barça en el curso 2022-23. Y siguiendo con este razonamiento, los veinticuatro que ha recibido el Girona en la primera vuelta nos abonan a creer que será difícil que mantenga su extraordinaria racha hasta el final. Porque, en efecto, la fiabilidad atrás es imprescindible para ser campeón. En esencia, bastante más que la facilidad goleadora. Lo que nos lleva a otro punto que sentenciaba el Doctor Ripoll con aquella sorna que le caracterizaba y que tanto celebró el Maestro Ibarra: «Si no te marcan ningún gol, normalmente debes puntuar».

Y tanto para que no te marquen como para marcar, es necesario otra afirmación clave en el sabio decálogo que comentamos: «Hay que llegar al balón antes que el contrario». Circunstancia negativa que explica lo que le ocurre este año al Barça de Xavi. La diferencia con el pasado curso es que tanto Lewandowski como los defensores blaugranas están apreciablemente más lentos. Al polaco le faltan las décimas de segundo que lució, pese a su edad, y los delanteros contrarios se anticipan a los defensores culés demasiado a menudo. Lo que hace que el de Tarrasa pruebe jugadores atrás sin que todavía sepamos quiénes son sus centrales ni los laterales titulares, con Araujo como único fijo en sus esquemas. Y otro tanto con el fundamental medio centro. Oriol, De Jong y hasta Gundogan han ocupado ese espacio sin que ninguno haya hecho olvidar a Busquets. Y menos, sin el corajudo Gavi. Y ahora hablan de sustraerle a Aleix García al sorprendente Girona de Míchel. Si lo hicieran, sería otra víctima de los males que les aquejan; recordemos que el discutido Oriol era titularísimo para el madrileño.

Coraje, seguridad y velocidad, del decálogo, más el indispensable cerebro en el banquillo y en el campo para manejar los partidos son las carencias de un equipo en el alambre.

Y esas cualidades son las que diferencian también, pero para mejor, al Madrid actual del reciente. Por eso, jueguen quienes jueguen, mantienen una línea regular y solo han perdido un partido esta temporada, con Ancelotti haciendo el trabajo más meritorio de su vida. Reinventarse él y reubicar jugadores por las continuas lesiones que le asolan tiene un mérito extraordinario.

Esta columna es un homenaje a dos sabios en sus respectivas profesiones y también en el fútbol que les unió.

Ibarra y Ripoll, siempre en el recuerdo de quienes tuvieron la inmensa fortuna de tratarlos y quererles.

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