Cartas de los lectores

Venancio Rodríguez Sanz

Las olas que azotarán mi playa

 «Los hombres viven obsesionados por la inmensidad de lo eterno. Por eso nos preguntamos: ¿Tendrán eco nuestros actos con el devenir de los siglos? ¿Recordarán nuestro nombre cuando ya no estemos? ¿Se preguntarán quiénes éramos? ¿La valentía que demostrábamos en la batalla? ¿Lo apasionados que fuimos en el amor?» (Troya, de Brad Pitt). Estoy a las puertas de la jubilación y tengo vértigo.   Me pregunto si lo que hice a lo largo de mi carrera profesional tendrá algún eco en el devenir de los siglos. Si recordarán mi nombre cuando me jubile. La honestidad que demostré en mi quehacer diario. Lo apasionado que fui realizando mi labor. De momento, como un coche en mal estado quedaré aparcado en el arcén de la carretera. Cuando lleve un tiempo viendo lo rápido que pasan los coches por la calzada, cuando me canse de dar paseos siempre por los mismos sitios, me preguntaré en qué emplear mi tiempo. Entonces me apuntaré a cursillos: de cocina, de talla de madera, de Tai chi, leeré como un descosido, escribiré como un poseso, etc. Con tal de llenar el tiempo libre. No obstante, si las máquinas tienen sentimientos, creo que me sentiré como uno de esos autos arrumbados en un cementerio de coches. Y por eso me aturde pensar en las olas que, insistentemente, turbarán mi playa...