360 grados

La autoridad de Zelenski, cada vez más en entredicho

Archivo - El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski

Archivo - El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski / -/Planet Pix via ZUMA Press Wire / DPA - Archivo

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Las dificultades que ha tenido y el tiempo que ha tardado Vladimir Zelenski en despedir al jefe de sus Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, parecen una prueba más de la pérdida de autoridad del presidente ucraniano.

Incluso consideró oportuno viajar a Kiev para valorar la situación la subsecretaria de Estado norteamericana, la conocida neocon Victoria Nuland, quien tuvo ya un papel destacado en el llamado Euromaidán.

Uno de los problemas con que se topó Zelenski fue que ninguno de los posibles candidatos a reemplazar a Zaluzhni parecía dispuesto a aceptar el cargo.

Se habló, por ejemplo, de Kirilo Budunov, jefe de los servicios de inteligencia militar de Ucrania, especializado en operaciones subversivas, incluso en territorio ruso, pero sin experiencia de mando en el Ejército.

Al final, Zelenski se decidió por Oleksandr Sirski, un general de origen ruso fiel al presidente, pero muy impopular entre el personal de las Fuerzas Armadas: se le reprocha su rigidez, falta de imaginación y su supuesta despreocupación por las pérdidas humanas en la guerra contra Rusia.

Sirski, con fama de implacable, nació en Rusia, donde residen sus padres, que apoyan al Kremlin, e hizo sus estudios militares en la Unión Soviética, a diferencia de Zaluzhni, formado enteramente en Ucrania.

Este último, admirador del héroe nacional ucraniano, el ultraderechista Stepán Bandera, era tremendamente popular entre sus soldados así como entre los propios ciudadanos.

En lo que podría considerarse una provocación, poco después de conocerse su destitución, Zaluzhni publicó una foto en la que aparecía junto a una imagen de Bandera y símbolos del Sector Derecho, el partido ultranacionalista y paramilitar ucraniano.

El relevo en la cúpula militar se produce en un momento en el que las fuerzas rusas continúan avanzando y ocupan cada vez más territorio ucraniano, aprovechando su superioridad aérea y artillera.

El Gobierno de Kiev encuentra cada vez más dificultades de reclutamiento y hasta ahora no se ha puesto de acuerdo en la conveniencia de ordenar una nueva movilización.

Millones de ucranianos se han refugiado en otros países y difícilmente van a querer regresar si se les llama a filas mientras que muchos de quienes siguen en Ucrania no parecen demasiado dispuestos a convertirse en carne de cañón en esta guerra.

Pero Zelenski no se da por vencido, insiste en que ganará finalmente la guerra a Rusia y que sólo necesita que los países de la OTAN le sigan enviando armas y dinero para continuar la lucha hasta el último ucraniano.

Los republicanos de Estados Unidos se muestran, sin embargo, reacios a seguir gastando dinero en Ucrania y acusan al presidente Joe Biden de olvidarse de los problemas de su propio país, entre ellos la masiva inmigración en la frontera sur.

Y pese a los llamamientos del Gobierno alemán de Olaf Scholz a sus aliados europeos para que refuercen su ayuda militar y económica a Ucrania, ni en el mejor de los casos podrán entre todos ellos sustituir a EEUU.

Zelenski, que se enfrenta al mismo tiempo a las críticas del ex presidente Petró Poroshenko y el alcalde de Kiev, Vladímir Klichkó, posibles rivales de celebrarse elecciones, lo tiene ciertamente cada vez más difícil.