Mirando al abismo

Las palabras y el habla

Como andaluza siempre he observado cómo se decía en los medios de comunicación eso tan manido ya de que los andaluces no sabemos hablar. Le he escuchado esa frase hasta a algún político

La Alhambra de Granada al atardecer, desde el Mirador de San Nicolás

La Alhambra de Granada al atardecer, desde el Mirador de San Nicolás / Shutterstock

María Gaitán

María Gaitán

Decía Aristóteles que el hombre es un ser racional, y esto es así porque tiene palabra, porque la usa para comunica a los otros lo justo o lo injusto. En definitiva porque habla.

Hablar, esa es la cuestión de hoy, hablar. Como andaluza siempre he observado cómo se decía en los medios de comunicación eso tan manido ya de que los andaluces no sabemos hablar. Le he escuchado esa frase hasta a algún político. La cuestión es que no quiero yo quitarle razón a Aristóteles. Además de hablar para expresar lo justo o lo injusto, también lo hacemos para otras cuestiones, cómo por ejemplo, saber si alguien está bien, hacer bromas, o explicar un tema ante tu clase. Al hablar se produce algo fantástico, y es que todos los pueblos que pasaron por el sitio de donde eres dejaron su impronta en forma de palabras de una entonación específica. Andalucía siempre ha sido un crisol de culturas por donde han ido pasando a lo largo de los siglos muchos pueblos diferentes y además han pasado por diversas partes de Andalucía, porque Andalucía es más extensa que Dinamarca, Holanda o Bélgica. Por aquí han pasado los tartesos, los fenicios, los griegos, los romanos, los vándalos, los visigodos, los musulmanes y por último, los cristianos bajo la bandera de Castilla.

Viendo todo eso, toda la cultura, las tradiciones, el habla que esos pueblos dejaron aquí durante su estadía, es del todo impensable decir que no sabemos hablar. Cuando un pueblo se iba por la llegada del siguiente, la gente que vivía en Andalucía no se iba, permanecía y aportaba al habla de su zona las características del pueblo antiguo unidas a las del nuevo. Todo esto lo explica mejor que yo Antonio Manuel en sus diversos libros sobre el tema.

Yo simplemente quería hacerme eco de la gran capacidad de habla que tiene el pueblo andaluz, que se niega a olvidar de dónde viene y lo transmite por medio de canciones, expresiones, o frases hechas. Que ser andaluz se nota al hablar y para mí es un orgullo compartir eso con Lorca, de quien aprendí mi primer poema sin saber siquiera lo grande que era su obra y la manera tan clara con la que reflejó la sociedad de su tiempo, y que hablaba andaluz. Aunque sé que por escrito es más difícil ver de dónde es alguien, mi forma de escribir es un reflejo de mi idiosincrasia, de la que forma parte esto: “ La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando”.

Yo no miro a luna, miro al mar. Lo miro de frente y él me devuelve la mirada porque siempre se queda con una parte de nosotros.