La Bodeguilla

Focos ambulantes en la política patria

Ese patio peleón y virtual ha creado un mundo paralelo, una dimensión que muchas veces posterga a la receta de siempre

Juanma Moreno, en la campaña de las elecciones gallegas. | L. O.

Juanma Moreno, en la campaña de las elecciones gallegas. | L. O. / Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

De un tiempo a esta parte, los políticos encuentran los amplificadores para sus mensajes en escaparates que antaño eran prácticamente impensables. Sin ir más lejos, las redes sociales lo han revolucionado todo. Y, por ejemplo, propicia un día cualquiera -como sucedió al hilo de la puerta giratoria anhelada por Alberto Garzón- reapariciones de viejos rockeros como Felipe Alcaraz y Antonio Maíllo para darle un tirón de oreja a aquel joven que predicaba con el 15M.

Ese patio peleón y virtual ha creado un mundo paralelo, una dimensión que muchas veces posterga a la receta de siempre. A la acción presencial y de calle. La de mitin y baño de multitudes. A esos focos ambulantes de la política patria que van, con más crispación que antes, de aquí para allá. Y afloran con previsible repercusión cuando irrumpe una campaña electoral.

Entonces, hay quien se cruza España si hace falta. Y ya no sólo se hace la foto por inercia como en el pasado, sino que la pide a gritos y con escenificado entusiasmo la cuelga en su Instagram o en la cuenta de Twitter. Para que los votantes de cualquier lugar se den por enterados, por ejemplo, de que una diputada malagueña de Vox, como Patricia Rueda, ha estado apoyando a los suyos en tierras gallegas, dónde ha vivido una experiencia parecida a la que ya se entregó en la antesala de las elecciones de Castilla y León. Y, con más énfasis todavía, saltaba a la vista que el presidente andaluz, Juanma Moreno, también estuvo en Galicia pidiendo el voto para su homólogo Alfonso Rueda.

Juanma Moreno (i), junto a Alfonso Rueda (d), en un mitin de campaña en Santiago de Compostela.

Juanma Moreno (i), junto a Alfonso Rueda (d), en un mitin de campaña en Santiago de Compostela. / EP

Otras veces, los focos adoptan una itinerancia humana y, dependiendo de la jerarquía de ese momento, saltan desde el dirigente de turno a otro. A quien no le ha tocado desplazarse a aquellos lares ha sido al dirigente destinado en la madrileña calle Génova y diputado por Málaga, Elías Bendodo. En cambio, inmerso en una rutina bastante viajera, sí se entregó la semana pasada a una minigira por el norte que lo tuvo en Cataluña y en León, con esos galones de vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local del PP que porta desde que no es el coordinador general. Son otros tiempos y hay otras estrategias o circunstancias. Hace un par de años, cuando ni siquiera estaba en el aparato ‘genovés’ ni Alberto Núñez Feijóo era el líder nacional, Bendodo acompañó a Alfonso Fernández Mañueco representando al PP andaluz en su cierre de campaña castellano. Y esta vez, a la misma hora en la que se hacía el último mitin gallego, el político malagueño andaba en el Martín Carpena animando al Unicaja en su partido contra el Tenerife de la Copa del Rey de basket.

Después del jeque, Rafa Nadal

De la mano de la autora de ‘Señor jeque, pague’, llegó el pasado viernes a las redes sociales ‘Señor Nadal, deconstruya su machismo’. Quienes conocen a la coordinadora provincial de Izquierda Unida y portavoz de la izquierda alternativa en el Ayuntamiento de Málaga, Toni Morillas, le atribuyen una capacidad especial para librar el ‘cuerpo a cuerpo’ dialéctico que tanto se da en el debate político. Y, para certificarlo, incluso recuerdan que empezó a curtirse en su adolescencia en las Juventudes Comunistas. Por eso, no les extraña la visibilidad que está alcanzando en las redes sociales con un tono aguerrido y desafiante que trasciende las fronteras de Málaga sin perderlas de vista. Hace un par de semanas, Morillas se dirigió en Twitter al jeque Al Thani, a la vez que pedía que el Ayuntamiento de Málaga reclamara daños y perjuicios en la causa contra él y su familia por la presunta compra fraudulenta de acciones del Málaga Club de Fútbol. El jeque le respondió burlándose de ella en inglés y la réplica no se hizo esperar: «Señor Al Thani, diríjase a mí con respeto. Que se haya reído de mi ciudad, saqueando a su club de fútbol, no le da derecho a seguir haciéndolo. El dinero nunca dio la educación». Y, después de aquel ‘rifirrafe’ tuitero, Morillas -que dirigió el Instituto de las Mujeres del Gobierno de España- no dudó en sumarse recientemente a la polémica generada por el tenista Rafa Nadal con unas controvertidas declaraciones sobre la igualdad entre el hombre y la mujer. En la misma red social, Morillas le lanzó una curiosa invitación: «Señor Rafael Nadal, ya que va a andar usted haciendo negocios con el Ayuntamiento de Málaga, le invitamos a acudir a la conferencia sobre masculinidades de Octavio Salazar en el ‘Feministour’. Necesita deconstruir su machismo recalcitrante. Le brindamos la posibilidad de formarse». El estilo de Morillas, que desplegó una bandera de Palestina en el Ayuntamiento de Málaga hace unas semanas aunque no estaba permitido, destila una versión actualizada de la facilidad para gozar de repercusión mediática que derrochó el político de Humilladero Antonio Romero. Eran otros tiempos. Incluso, el exalcalde de IU en El Borge, José Antonio Ponce, aprendió rápido y se inventó cruzadas contra el ‘imperialismo yanqui’ o la Iglesia que atraían los focos hacia ese pueblo de la Axarquía.