Síguenos en redes sociales:

Málaga de un vistazo

Jordi Cánovas

A trápalas

Una mentira dicha mil veces no se convierte en verdad, sin embargo, insisten, porque nos acaban adiestrando

A trápalasEP

Una mentira dicha mil veces no se convierte en verdad, pero con cada repetición lo cierto se entierra más profundamente y se hace más difícil de encontrar. A casi nadie le importa la verdad si tiene una mentira a medida más a mano, y más amena, y más creíble. Porque la verdad también tiene eso, que es difícil de creer, no sólo es complicado llegar a ella, sino también luego creérsela. A veces la verdad también es mentira, porque le falta contexto y sólo con decir algo veraz uno no consigue otra cosa que engañar o engañarse. Dicen que la verdad siempre termina saliendo a la luz, pero eso es cuando ya nadie mira y el foco y los focos están de nuevo iluminando lo falso hasta cegarnos. La verdad, si brilla, es por nuestra ausencia. Estamos tan acostumbrados al engaño y la patraña, al fraude y la falacia, al bulo y al embustero que ya ni nos sorprende que una vez probada la verdad se nos siga mintiendo. Hay mentiras piadosas y despiadadas, mentirijillas y trolas, hay engaños ingenuos e ingenuos engañados, hay quien miente a conciencia y quien lo hace por no tenerla.

Una mentira dicha mil veces no se convierte en verdad, sin embargo, insisten, porque nos acaban adiestrando y terminamos por creérnoslo todo o no creyéndonos ya nada, que son las dos formas de renunciar a la verdad y dejarla por imposible. Mira cómo miente ése para tapar sus mentiras e inmundicias, o cómo lo hace ése otro para escapar de la verdad y la justicia, mira cómo se mienten unos a otros con total sinceridad mirándose a los ojos sin ruborizarse. Dicen lo que de verdad piensan, pero no piensan en la verdad de lo que dicen. Y qué más darán los hechos en un mundo dominado por la palabra, donde no importa tanto lo que ocurre sino como luego se narra.

Pulsa para ver más contenido para ti