Arte-Fastos

Jorge Lindell, el primer vanguardista

Detalle de una de las obras de Jorge Lindell.

Detalle de una de las obras de Jorge Lindell. / L. O.

José Manuel Sanjuán

José Manuel Sanjuán

En los diversos gremios que componen la industria cultural, no es frecuente que haya consenso a la hora de adjudicar méritos o primerías a sus protagonistas más destacados, normalmente por cuestión de egos u otras razones menos honorables. Sin embargo, existe unanimidad entre autores y críticos al considerar al malagueño Jorge Lindell (1930-2015) el gran renovador de la pintura contemporánea en Málaga de la segunda mitad del siglo XX; además de ferviente impulsor, incansable propagador y generoso docente del grabado en cualesquiera de sus técnicas y modalidades. Desde su primera individual en la Sociedad Económica (1952) hasta la exposición antológica celebrada en 1997 en el Palacio Episcopal (hoy Centro Cultural Fundación Unicaja), su evolución ha transitado por una figuración expresionista, crítica e irónica, que abandonó a principios de los ochenta en favor de una abstracción geométrica, poética y luminosa, de sugerente lirismo y ponderado espectro cromático.

Espigando entre los numerosos comentarios críticos que su obra ha merecido, recogemos aquí el expresado por el profesor Francisco Palomo Díaz en su imprescindible estudio La estampa de Málaga en el siglo XX, donde asegura que Lindell «se ha expresado siempre en una sintaxis muy rítmica y fluida cuya valoración sólo puede ser plástica, pero su filosofía es musical». En consecuencia, este fundamento se transmuta en ritmo, rasgo distintivo y estilema constante en su producción gráfica, pictórica o incluso en sus escasos collages, como el que figura en una colección particular malagueña desde diciembre de 1993.

Sabemos con exactitud ese dato porque su propietario nos muestra el recibo de compra, que además informa del precio en pesetas, del número de lote y el membrete de la asociación pía encargada de la transacción, las Hermanitas de los Pobres, que en dicho mes y año convocaron, en el AC Hotel Málaga Palacio, una subasta de obras de arte para sufragar unas reformas en su asilo de ancianos. El impreso no indica, sin embargo, el nombre de la obra (que lo tiene, porque Lindell siempre titulaba sus grabados y collages, al contrario que las pinturas); tampoco aporta las medidas (13 x 10 cm.) ni otros apartados documentales (collage y técnica mixta sobre papel; firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo). Pero estas ausencias no impiden el disfrute de una pieza que integra con sabiduría elementos pictóricos y matéricos; que contrapone trazos arremolinados y gestuales al arabesco delicado y sensual; que alterna con maestría campos de luces y zonas oscuras, en un juego primoroso donde la forma adquiere su mejor expresión… En esencia, una pequeña (gran) obra del primer vanguardista malagueño.