Viento fresco

Yolanda, déjanos tomar la penúltima

De buenas cenas están las coctelerías llenas

Yolanda Díaz, en la reunión del grupo parlamentario de Sumar

Yolanda Díaz, en la reunión del grupo parlamentario de Sumar / EFE

Jose María de Loma

Jose María de Loma

No pudieron con nuestras sobremesas. Se lanzan a por las cenas. Yolanda Díaz quiere que los restaurantes no estén abiertos hasta la una de la madrugada. No se puede ser más inoportuna. Justo cuando salen los (buenos) datos del paro aupados por las contrataciones del sector servicios en febrero, que serán más ahora en vísperas de Semana Santa. Tal vez Díaz sea más de merendar. Quiere un mundo más justo que se acueste más temprano. Muchos males se ahorraría el hombre, ya saben, si no saliera de la cama, nos tiene dicho Pascal. Pero de vez en cuando hay que hacer un esfuerzo, arreglarse y encontrarse con los amigos, incluso con la familia, para cenar, trasnochar y conspirar. Yolanda Díaz nos quiere cenando a la hora de los guiris en un país en el que en verano casi dan las diez de la noche con sol.

Si importamos los horarios de Noruega se agradecería que tuviéramos las mismas condiciones laborales, y sueldos, de Noruega. Va de suyo que en la hostelería hay pirateo y que a veces cenar tarde es joder a un cocinero y a un camarero, pero aquí uno de lo que es partidario es de cenar tarde atendido por gente profesional y bien pagada. Los horarios vitales y las condiciones laborales son dos debates distintos, pero la vicepresidenta los mezcla como en una mala cena se mezclan embutidos con hidratos. Llega la primavera, los días se alargan, se asoma la Semana Santa y aquí no se acuesta temprano ni Cristo, que al tercer día resucitó y tendría que cenar en algún sitio. Para arreglarlo, la vicepresidenta puso ayer un tuit: «Nos gusta la vida buena, nos gusta disfrutar con los nuestros, divertirnos. Nos gusta tanto que queremos reducir la jornada laboral para ganar tiempo para el ocio y el descanso». Pero, en qué quedamos: si ganamos tiempo para el ocio pero los sitios están cerrados, ¿qué hacemos con el ocio? ¿dónde nos divertimos? Sí, sí, ya sabemos que existe la filatelia, el bricolaje y el fornicio y que incluso hay gente que lee libros, actividades, claro, caseras, todos a casa, nada abierto a partir de no sé qué hora.

Las ciudades con nocturnidad tristona, hay estudios al respecto, son menos dinámicas, con menos actividad cultural, social, claro, económica. A Yolanda Díaz le gusta llegar a la notoriedad pero sin tener reserva. Más que cenar, últimamente desayuna disgustos. Como con las elecciones gallegas. Nosotros queremos que cierren pronto los malos restaurantes. Y que en los demás nos den las tantas. De buenas cenas están las coctelerías llenas.