Opinión | Málaga de un vistazo

Entre banderas

En esta época tan afligida enmarcada en una cromática plomiza por los atroces conflictos internacionales, despóticas disputas nacionales, irreverentes pugnas autonómicas e invariables enfrentamientos locales, impetramos al color blanco para poder suscitar una pigmentación de perspectiva a nuestras conciencias; a la subsistencia tan aflictiva que padece el orbe. El blanco, la tonalidad de la paz, simboliza la alegría y el júbilo, esa emoción vinculada a la satisfacción. Este estado de ánimo ha impregnado a toda la provincia de Málaga -a menos de dos meses del inicio del estío- transfigurado en otro de nuestros colores vernáculos: el azul. La Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) publicó ayer martes su directorio anual de playas, puertos deportivos y embarcaciones turísticas singularizadas con las banderas azules, las cuales galardonan la buena condición de las aguas, la seguridad de los bañeros y la alta categoría de los servicios.

A nivel internacional, estos galardones acontecen en 52 países, siendo España el que mayor número de distintivos tiene para playas seguido de Grecia y Turquía. Como dato sugerente, España y Portugal alcanzan en 2024 la cifra de 1.187 distintivos (747 en España y 440 en Portugal), algo que «no sucede en ningún otro lugar del mundo», por lo que más del 23% de las banderas azules que ondean en el mundo lo hacen en la península ibérica. Tal como sucediera el pasado año, Málaga continúa siendo el litoral andaluz con más enseñas, sumando cincuenta de las mismas: 41 playas, seis puertos y tres embarcaciones. A este significativo logro hay que adicionar una mención exclusiva a los servicios de socorrismo de Málaga capital. Entre banderas de paz y azules de anhelos, Lorca me dice: «En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida».