Traslados

El Centro de Málaga revive su vocación cofrade

Trece cofradías realizaron el traslado de sus imágenes titulares a la Catedral, para participar en la exposición 'El Verbo Encarnado' - Fue una mañana de reencuentro con la devoción en la calle, en un ambiente con mucha gente, mascarillas y estampas históricas

Miguel Ferrary

Miguel Ferrary

La hermandad de la Victoria abrió una rendija en el panorama gris que ha dejado la pandemia. Y por esa rendija entraron los trece traslados que recorrieron las calles del Centro en la mañana de este domingo, convirtiendo esa rendija en una puerta abierta de par en par. La magna exposición que ha organizado la Agrupación de Cofradías en la Catedral se ha convertido en la excusa para realizar una prueba. Fueron trece andas y tronos de traslado que salieron a la calle. Cuando todavía no había roto el alba y las calles estaban vacías. Bueno, para ser exactos no estaban vacías. Ni de gente ni de excitación. Muchos jóvenes, familias y grupos de amigos llenaban los alrededores de las iglesias desde las que salieron las imágenes. La primera, el Redentor del Mundo desde la parroquia de la Encarnación a las 4.45 horas. Se notaba muchas ganas de volver a ver las imágenes devocionales de la ciudad en la calle, en una mañana que prometía mucho pese a las limitaciones impuestas: sin música, con cortejos reducidos y sobrios, recorridos cortos y andas pequeñas. Se han visto traslados claustrales con más parafernalia, pero eso no restó emoción en el reencuentro en la calle. Viejos amigos, caras conocidas, gente que seguro que te encuentras en una procesión... se volvía a respirar ese ambiente de camaradería que crean las procesiones a su alrededor. Y fue impagable vivir la experiencia de ver a Servitas en la calle con saya y manto bordado, el Cristo de los Milagros entrando a hombros en la Catedral, el Ubi Caritas sonando en el Patio de los Naranjos con el Cristo del Amor, los vivas y ovaciones que arrancó la Virgen del Rocío desde que salió de San Lázaro con cohetes hasta que entró en la basílica o la indescriptible y personal emoción que se siente cuando uno se encuentra con Jesús Cautivo y ver su túnico al viento mientras cruza la puerta de la Catedral.

Este traslado de trece imágenes abre también el debate de la celebración de la procesión Magna prevista por la Agrupación con motivo de su centenario. ¿Se debe celebrar el 30 de octubre o plantear otra fecha? ¿Con qué formato se debe planificar? Todas esas preguntas se fueron haciendo en los corrillos que se iban formando entre un cortejo y otro. Las dudas siguen presentes, aunque sólo por el cuándo y el cómo, porque no hay duda de que la Magna llegará. La Agrupación y las cofradías se lo merecen y la ciudad lo espera. Este lunes puede que se vaya despejando este panorama, aunque por ahora está la perspectiva de la vuelta de las imágenes a sus sedes canónicas cuando termine la exposición 'El Verbo Encarnado', cuya fecha de cierre será el 13 de noviembre.

La Virgen del Rocío, durante su traslado a la Catedral

La Virgen del Rocío, durante su traslado a la Catedral / Álex Zea

¿Cómo fueron los traslados?

Hay dos aspectos de la jornada de la mañana de este domingo que llamaron la atención. Todo el público iba con mascarilla. Las calles estaban llenas de público, es cierto, pero no había apreturas. Las calles estaban bien organizadas y la gente se situó de forma respetuosa y ordenada para ver el paso de los cortejos. Las mascarillas era el elemento común. Pese a que es fácil encontrarse con gente sin mascarilla por la calle o en una terraza, el respeto a esta norma era total para ver los traslados.

Otro elemento a destacar era la adaptación de las cofradías a las circunstancias. La pasada Semana Santa se vio cómo hacían virtud de las limitaciones existentes. La inexistencia de procesiones no impidió que se vivieran grandes momentos para visitar a las imágenes en sus capillas. Fueron unas procesiones a la inversa. En este caso, las trece cofradías que participaron se adaptaron a las limitaciones de la pandemia. Cortejos cortos, rigurosos y sin música. Pero cada una supo imprimir su carácter. Se pudo escuchar el tañido de una campana en la calle después de más de dos años y medio, ya que Viñeros, Piedad y Soledad de San Pablo optaron por adaptar sus trono de traslado. Llamó la atención el de la Piedad, quizá el más grande de todos, pero hay que reconocer que la hermandad puso sumo cuidado en dejar espacio suficiente entre los portadores, para evitar aglomeraciones en el varal.

La llegada del Señor de la Puente hizo el silencio en todo el entorno de la Catedral. Sólo se escuchaba el rezo del rosario de los hermanos del cortejo. Era todavía noche oscura y la estampa fue impresionante, por cómo si sola presencia cambió la imagen del entorno. De pronto se empezó a escuchar un sonido, como una lluvia, que empezó poco a poco y fue creciendo hasta llenar el ambiente. Era una ovación. Tanto tiempo esperando.

La Reina de los Cielos sale de San Julián

La Reina de los Cielos sale de San Julián / Álex Zea

Entró puntual en el Patio de los Naranjos. Tras el Señor de la Puente, la Reina de los Cielos apareció con un cortejo de hermanos mayores, que fue el único que pudo entrar en la Catedral, ya que el resto de los participantes se quedaba en la entrada. Delante de la Virgen, el presidente de la Agrupación, Pablo Atencia, con sus vicepresidentes, Cari Ledesma y José Carlos Garín. El trono de traslado de Viñeros anunció su llegada al entorno de la Catedral con el sonido de su campana, tanto tiempo sin escucharse en el Centro. Iba con una sencilla túnica burdeos -en realidad necesita bien poco este Nazareno- y sobre un monte de corcho decorado con flores moradas, lo que le confería una imagen más sobria al conjunto.

El Cristo de la Agonía entró con un retraso de unos 10 minutos sobre la hora prevista, con un silencio atronador como principal acompañamiento. El crucificado iba presentado sobre un manto de rosas rojas, pasando por el Patio de los Naranjos cuando empezaba a clarear la mañana. El amanecer estaba allí para recibir al resto de imágenes.

El Señor de la Misericordia

El Señor de la Misericordia / Gregorio Marrero

Detrás llegó la Piedad, en su trono de traslado, lo que le daba uno de los conjuntos más completos de la jornada. También es verdad que sus hechuras son mayores que el resto de las andas usadas ayer. Una decoración sencilla completaban el conjunto, que tenía un significado especial para la cofradía por vivir su entrada en la Catedral.

La Virgen de los Dolores, de la Orden Tercera de los Siervos de María, también vivió un momento especial. Por varias razones. Primero porque entró en la Catedral y lo hizo ya con las primeras luces del día. Además, iba vestida con la saya y manto bordado en oro, una imagen vista por primera vez en la calle, aunque sí que es más conocida cuando está al culto en la iglesia de San Felipe Neri. Los hermanos, con sus escapularios con el corazón traspasado, vivieron con emoción su participación en el traslado.

Los hermanos del Cristo del Amor y la Virgen de los Dolores, imagen que va a los pies de este crucificado, suplieron la falta de bandas de música con sus voces. Durante varios tramos del traslado cantaron canciones religiosas, como 'Amor de los amores' al paso por delante de San Lázaro o el 'Ubi Caritas' en la entrada en el Patio de los Naranjos. Además, iban rezando el rosario durante todo el recorrido.

El Redentor del Mundo llega a la calle San Agustín

El Redentor del Mundo llega a la calle San Agustín / Gregorio Marrero

La llegada de la Virgen del Rocío cambió el ambiente. Ya en la salida hizo una demostración de los que iba a ser su traslado, con una petalada con aleluyas volando en el momento de traspasar el dintel de la iglesia de San Lázaro, caminando sobre una alfombra de hierbas aromáticas y con cohetes sonando en la mañana del barrio de la Victoria. Se escucharon numerosos Viva el barrio de la Victoria, Viva Málaga, Viva la Madre de Dios y Viva la Virgen del Rocío. Una apoteosis en su barrio que no cejó en su entrada a la Catedral. Los aplausos y los gritos a la Virgen se sucedieron sin descanso. Emoción pura y alegría por verla en la calle. Málaga pudo ver a su novia en la calle 834 días después.

El Chiquito siguió a la Virgen del Rocío. Otro barrio señero en el mundo cofrade hizo acto de presencia en el Centro de Málaga. Con el Nazareno de la Misericordia llegó El Perchel, o al menos lo que queda del viejo Perchel. Túnica burdeos sin bordados, ceñida con un cíngulo dorado y algunos pétalos que le recibieron en su salida, prendidos en el pelo. Fue recibido con un "Viva el Señor de la Misericordia" antes de entrar en el Patio de los Naranjos.

El Redentor del Mundo hizo lo que estamos acostumbrados a Él, traer un trozo de Málaga Oeste al Centro. Recorrido muy largo y madrugador. Tuvo el privilegio de tocar la calle más que ninguno. Más de tres horas. Sobrio, como es su carácter, con túnica lisa morada, claveles rojos a sus pies y dos faroles para darle luz en la madrugada de Málaga. Al mayordomo de las andas se le escuchaba: «Lentos, vamos a disfrutarlo, que se nos acaba y no sabemos cuándo volveremos a salir». Y así fue.

El Cristo de los Milagros, en la calle Mármoles

El Cristo de los Milagros, en la calle Mármoles / Álex Zea

Tras El Perchel, llegó la Trinidad representada en tres de sus devociones y como broche final a la jornada de traslados. El Cristo de los Milagros entró a hombros, en una estampa impresionante. Cerca de los malagueños. Este Crucificado tiene mucho de impactante y la cercanía que consiguió la hermandad fue todo un acierto. Entró con el murmullo del rezo del rosario sonando en el Patio de los Naranjos. Llamaba la atención por su contención y sobriedad.

La Virgen de la Soledad, de San Pablo, entró por primera vez a la Catedral. La luz hacía brillar su policromía dorada, resaltando la imagen, que iba sobre un sobrio y elegante monte de corcho. Sin la cruz con el sudario habitual del Viernes Santo, la imagen de la Virgen se redimensiona y se ve de otra forma, ayudada también por unas andas, más cercana.

La Soledad de San Pablo, durante su traslado

La Soledad de San Pablo, durante su traslado / Gregorio Marrero

Y el apoteosis final. La emoción que muchos esperaban sentir, Jesús Cautivo se acercaba a la Catedral por la calle Duque de la Victoria. Ya en la puerta de San Pablo había mucho público para ver su salida, algo muy esperado después de dos años y tras una Misa del Alba muy limitada este año por las restricciones por la pandemia. Málaga echaba de menos al Cautivo recorriendo sus calles, con su túnica al viento. Parece que todo le acompañó ayer, con una suave brisa en una mañana de luz clara y suave. Salió con la noche todavía presente en la calle y el alba saliendo cuando terminó su recorrido. Desde antes se que se divisara la cabeza del cortejo del Cautivo, se escuchaban los aplausos a Jesús Cautivo en el Patio de los Naranjos. Fue emocionante el reencuentro, a la vez que esa emoción se mezcla con esa sensación de hacerse pequeño ante su presencia. Por algo esta imagen tiene el tirón que tiene. Su túnica se movía suavemente cuando ya daba la espaldas a todos para entrar en la Catedral.

Con Él dentro, se cerró la cancela de la Catedral y comenzaron los preparativos de la exposición 'El Verbo Encarnado', que se inaugura el martes hasta el 13 de noviembre en la Catedral. Y será gratuita para los malagueños.