Semana Santa Málaga 2022

Domingo de traslados: el regreso esperado

Tarde fresca y ventosa para recibir los siete traslados programados y que se suman a los dos matutinos de la Sangre y la Piedad. Gitanos, Pollinica, Fusionadas, Huerto, Prendimiento, Humildad y Paciencia y la entronización de la Agonía completan una jornada intensa de traslados - Las corporaciones del Miércoles y Viernes Santo recorrían unidas las calles del barrio e inauguraban el Domingo de Traslados

Domingo de Pasión | Traslado de Fusionadas

Miguel Ferrary

Álvaro Cano

Se volvió a cumplir con el guion. Tras dos años de parón las cofradías malagueñas vuelven a la calle con sus traslados, demostrando que son una máquina engrasada que vuelve a funcionar como si nada hubiera pasado, aunque es mucho lo que ha ocurrido en estos dos años. El propio pregonero de la Semana Santa de Málaga 2022, Javier González de Lara, lo decía este sábado por la noche: “Esta vez apreciaremos como nunca el canto de la saeta, los sonidos de nuestras bandas, los olores de la pasión. Compartiremos y agradeceremos como nunca. Soñaremos como nunca. Rezaremos como nunca. Nos querremos como nunca". Y así se hizo el viernes y el sábado en los primeros traslados, al igual que este domingo de traslados, fecha señalada como gran ensayo de la Semana Santa, con nueve pequeñas procesiones, dos por la mañana y siete por la tarde, con algunas novedades como el traslado matutino de La Piedad junto a la Sangre o el de Fusionadas, para llegar a su nueva casa hermandad.

Traslado de Fusionadas.

Salida del Cristo de la Exaltación. / Miguel Ferrary

Fusionadas

Este Domingo de Traslados se vivió con muchas novedades. El traslado de Fusionadas fue quizás la más llamativa, no solo por estrenar el día, sino también por un formato de traslado que no había vivido hasta ahora. La nueva casa hermandad ha propiciado esta nueva cita del Domingo de Traslados.

La calle San Juan se llenó para recibir a las imágenes de Azotes, Exaltación y Mayor Dolor, que fueron saliendo en un sencillo cortejo con tres tramos de velas, siendo el del Mayor Dolor el más numeroso.

La Banda de Cornetas y Tambores de Fusionadas abrió el cortejo y anunciando la llegada de traslado ante el numeroso público que había en la calle. El Señor de Azotes salió a la calle con una estampa imponente. Su sola presencia, sin el grupo, y en unas andas han pequeñas, mostraba el impacto visual que produce esta talla tan espectacular.

Detrás fue el Cristo de la Exaltación, en unas andas decoradas con un friso de claveles rojos e imponiendo el silencio a su paso. Sin música, la gente pedía y reclamaba una compostura mayor.

Mientras, dentro de la Iglesia de San Juan la Virgen del Mayor Dolor se preparaba para salir con el acompañamiento musical de la Banda de Música de la Esperanza. Vestida de hebrea y acompañada de San Juan, sobre un pequeño trono con flores blancas, romero y plata, la Virgen ganó la calle con calma. Sus primeros compases por San Juan estuvieron acompañados de la marcha 'Regina et Mater'.

Domingo de Pasión | Traslado de Azotes y Columna

Álvaro Cano

Gitanos

Apenas tres horas sin imágenes en las calles, y el público ya marca desde minutos antes de la salida, el recorrido que seguirá la cofradía de los Gitanos en su traslado a la casa de hermandad de calle Frailes.

Suena la marcha real. Puntuales al horario marcado por la cofradía, las andas de la hermandad de los Gitanos cruzan el dintel de la puerta de la parroquia de San Juan. Por primera vez la cofradía inicia su traslado desde este templo. Será también la última vez que veamos la estampa de Jesús de la Columna y su Madre de la O en esta iglesia del centro histórico. Tras su salida procesional los titulares volverán a su sede canónica, la parroquia de los Mártires, que tuvieron que abandonar por las obras.

Con el traslado de los Gitanos, las calles se convierten en un combate continuo entre los que piden silencio y los que no se pueden resistir a estallar en aplausos. “¡Viva el Señor de los Gitanos!” “¡Qué guapa está la Virgen de morado!”. Los piropos no dejan de repetirse entre las marchas que interpreta la propia banda de cornetas y tambores de la cofradía.

El barrio de la Cruz Verde no podía esperar la llegada de sus titulares, y muchos vecinos, de los que comparten la sangre y el color de tez con los titulares de esta hermandad, llenan las calles de Pozos Dulces. La estrechez del entorno multiplica el sonido de las cornetas que no dejan de interpretar marchas sin apenas dejar tiempo a los redobles de tambor.

‘Silencio Blanco’ en la plazuela de la Virgen de las Penas. El trono gira hacia la puerta del oratorio de Santa María Reina y el Señor de la Columna y María de la O se encuentran con el Jesús de la Agonía y la Virgen de las Penas que ya espera un nuevo Martes Santo sobre su trono procesional.

La brisa se cuela en el callejón de Arco de la Cabeza y con finas ráfagas de aire acaricia el rostro de la Virgen, para darle movimiento al encaje que enmarca su cara. El pañuelo y los rosarios morados se mecen en las manos de la Dolorosa a la que le brillan las lágrima más que cualquier otro día. Su llanto, sin embargo, parece más aliviado en esta tarde de Domingo de Pasión. Quizás sea porque esta vez su hijo no lleva atada sus manos con cadenas, sino con un fino cordón que tan solo acaricia sus muñecas en una diagonal perfecta que une su cuello a la columna de oro que lo mantiene preso.

El nutrido cortejo de velas y bastones continua por este entorno novedoso para la hermandad del Lunes Santo. El Señor atado a la Columna inclina su torso como intentando evitar los balcones que sobresalen de las paredes.

El paso por Pozos Dulces finaliza en la sede de la Agrupación de Cofradías, la iglesia de San Julián, que junto a la cofradía del Huerto salen a recibirlos. A partir de este momento, el cortejo continua por el mismo recorrido de cada Domingo de Pasión para reencontrarse un año más con su barrio de la Cruz Verde.

Traslado de la Pollinica.

Traslado de la Pollinica. / Gregorio Marrero

Pollinica

La Pollinica no faltó a su ya tradicional cita del Domingo de Traslados, con una salida desde San Agustín que ofreció algunas novedades importantes. Lo primero que llamó la atención fue la salida de San Juan en unas andas, precediendo al cortejo de velas de los titulares de la hermandad. Se repite así un hecho que ya se vivió en la Magna, pero no en el traslado de Cuaresma. Esta imagen era portada por el Grupo Joven de la Pollinica, integrando así a más hermanos en el traslado.

El Señor de la Pollinica y la Virgen del Amparo iban en sus andas, esta vez también llevadas por mujeres y siguiendo esa misma filosofía de hacer más inclusivo el traslado.

La Agrupación Musical San Lorenzo Mártir acompañaba musicalmente el cortejo, con una interpretación de 'Saeta' para salir de la calle Granada y de 'Entregado a su pueblo' para entrar en Madre de Dios.

El Señor iba todo de blanco en una estética poco habitual en esta imagen, mientras que la Virgen del Amparo, de hebrea, llevaba su tradicional rosa amarilla en la mano.

El paso de este traslado fue acompañado de un numeroso público, incluso en la siempre gélida plaza de la Merced. Se vivió un detalle significativo cuando el Señor y la Virgen del Amparo pasaron frente a la iglesia de Santiago, en el que repicaron las campanas saludando a estas imágenes.

Domingo de Pasión | Traslado del Huerto

Miguel Ferrary

Huerto

El traslado del Huerto es un contrapunto a una jornada bullanguera, de ir por la calle saludando a conocidos, escuchar marchas con ritmo, correr por el Centro y apurar la tarde hasta el último minuto. Pero llega el traslado del Huerto y pide reposo. Parar un momento, dejar de mirar el móvil, bajar la voz y dejarse llevar. Es el contrapunto del Domingo de Traslados. Recogimiento y silencio. Capilla musical en la calle que invita a la reflexión.

Las andas salieron de San Julián imponiendo ese silencio a su paso. El Señor con una túnica morada simple. La Virgen de la Concepción, con una sobria elegancia, de manto de capilla negro y saya burdeos. Ambos con claveles en un exorno floral sencillo y simbólico, rojo en el Señor y blanco en la Virgen.

Su recorrido le llevó a pasar por delante del Oratorio de las Penas, donde el Cristo de la Agonía esperaba para su entronización. Un poco más adelante, se cruzó con el traslado de Fusionadas. Tuvo que esperar a que terminara de pase por Cisneros para continuar. Ahí fue donde más se notaba la diferencia entre ambos traslados. El silencio del Huerto quedó roto momentáneamente por la música de la Banda de la Esperanza.

Entronización claustral del Cristo de la Agonía

Entronización claustral del Cristo de la Agonía / Eduardo Nieto

Penas

El traslado claustral del Santísimo Cristo de la Agonía aporta -junto al Huerto- solemnidad a la jornada del Domingo de Pasión. La plazuela de María Santísima de las Penas se llena de público para asistir a la única entronización de la jornada. De puntillas, los allí asistentes intentan divisar entre la oscuridad de la capilla el rostro del crucificado de Buiza que permanece tumbado con la cruz en horizontal.

En un ambiente de silencio, los portadores llevan hasta el centro del oratorio al Cristo mientras el coro de voces de la cofradía de Viñeros pone sonido al acto. Una vez en el centro del oratorio y escoltado por su cajillo de oro a un lado y el palio de María Santísima de la Penas al otro, los encargados de cuidar al crucificado atan las poleas con las que el Señor será elevado al cielo.

Con la señal de un hermano, las cuerdas que sujetan el crucificado se estiran y la portentosa talla del Cristo de la Agonía se alza poco a poco sobre los hermanos que con preocupación -aun sabiendo que todo está controlado- elevan sus miradas para contemplar el acto. 

Con suma delicadeza el Señor es colocado sobre su trono. Suena una saeta que rompe el silencio. Es la primera de las muchas que interpretará Luzma en esta Semana Santa. El Señor está en su sitio. Solo queda esperar una nueva tarde de Martes Santo.

Domingo de Pasión | Traslado del Prendimiento

Álvaro Cano

Prendimiento

El traslado del Prendimiento es una bomba de emociones para el barrio de Capuchinos. Los vecinos se echan a sus calles para contemplar el discurrir de Jesús del Prendimiento y la madre del Gran Perdón. 

En los últimos tramos del recorrido, el trono de traslado avanza junto a una marea de gente que no quiere perderse ni uno de estos momentos que se viven en la tarde noche del Domingo de Pasión. 

El público explota en aplausos en los puntos fuertes de la marcha 'Pasa la Soledad' interpretada por la Banda de Música de la Congregación de Mena. Se enlaza con la obra de Eloy García, 'Alma de la Trinidad' y los gritos de "¡Viva el Prendimiento!", "¿Qué se le dice al Prendimiento?" se unen a las notas musicales. 

Los balcones de la calle se convierten en los palcos de una tribuna desde la que los vecinos lanzan piropos a las imágenes. El barrio se entrega, se ofrece. El de Capuchinos es un puerto en el que miles de corazones se unen con un mismo sentimiento: el cariño a su Cristo y a su Virgen.

Humildad y Paciencia.

Humildad y Paciencia. / L. O.

Humildad y Paciencia

Lejos del bullicio y ajetreo del Centro en este Domingo de Traslados, la cofradía de Humildad y Paciencia realizó su traslado por el barrio de la Cruz de Humilladero. Quizás por eso, por estar alejado de la gran cantidad de estímulos del centro, este traslado tiene mucho de intimidad entre el barrio y sus titulares. Se convierte en un encuentro con sus vecinos, los que visitan diariamente a sus imágenes en la iglesia de San Vicente Paul.

La Banda de la Cruz del Humilladero no faltó a su cita con estas imágenes, que salieron en andas separadas. Ellos fueron tras la Virgen de los Dolores y Esperanza, a la que interpretó la marcha 'Procesión de Semana Santa en Sevilla' en la calle Amarguillo. `Virgen de la O', 'Los Terceros' o 'Cristo de la Expiración' fueron otras de las marchas que sonaron en su traslado, en el que se encontraron con el calor de muchos vecinos del barrio llenado las calles.

Traslados de la archicofradía de la Sangre y la hermandad de la Piedad

Traslados de la archicofradía de la Sangre y la hermandad de la Piedad / Eduardo Nieto

La Piedad y la Sangre abren el Domingo de Pasión

Podría parecer una mañana cualquiera de primavera. Si bien la calima de las pasadas semanas parece haber dado una tregua, el frío y el viento -y unas cuantas nubes que no parecen amenazadoras- son ahora quienes se apoderan de la ciudad. Es cierto que a una semana del Domingo de Ramos, y con muchas hermandades de víspera habiendo realizado ya su salida procesional, la ciudad no parece haberse sumergido aún en el ambiente cofrade. Quizás sea porque después de dos años sin Semana Santa, los malagueños todavía no se creen que las imágenes vuelvan a las calles.

Y sí, podría ser una mañana cualquiera de primavera si no fuese porque el Molinillo ya huele a incienso. El barrio vive uno de sus días grandes. Su histórica cofradía de la Sangre visita este domingo a los vecinos con los que no podrá encontrarse el Miércoles Santo. Lo mismo hará la Virgen de la Piedad, que por un día intercambia los papeles con la gente del barrio para ser Ella la que va a visitarlos por primera vez en la mañana del Domingo de Pasión.

Pasadas las 11.30 horas, se escucha a lo lejos el himno nacional interpretado por la Banda de Música de Zamarrilla. Nuestra Señora de la Piedad portada por unos pocos privilegiados de la corporación sale de su capilla callejera para ser entronizada sobre las sencillas andas de madera en las que será llevada hasta su casa de hermandad. Primeros toques de campana. Las portadoras levantan el trono. Suena la marcha que lleva el nombre de la Virgen, ‘Piedad’, y con una sencilla maniobra la imagen queda enmarcada en el arco de la puerta de su capilla.

Es el día del barrio, y por eso la Piedad no podía irse sin saludar a sus vecinos de San Felipe Neri. Frente a Ella, por calle Parras, avanza el cortejo de la archicofradía de la Sangre. La Virgen parece incluso levantar la vista del rostro sin vida de su hijo que sobre su pierna derecha reposa, para ver como la Cruz de Guía avanza hacia Ella.

Encuentro de la Virgen de la Piedad y de Consolación y Lágrimas en El Molinillo

Álvaro Cano

Con el sonido de los tambores roncos de la Banda del Real Cuerpo de Bomberos, el crucificado de Palma Burgos llega hasta calle Cruz del Molinillo. Allí, en un profundo ambiente de respeto se para frente a la Virgen que tallara el mismo escultor. Con la misma sensación que se vive en los flashback de una película, el Señor yacente sobre los brazos de su madre se encuentra con su misma imagen crucificada. El dolor de la Piedad debe ser doble. Un dolor que se puede ver en los párpados caídos de la dolorosa que parece querer levantarlos para mirar al frente.

El público enmudece. Los guardias civiles que acompañan a la Piedad agachan su cabeza en símbolo de respeto. Y en lo mismo que dura un suspiro, la cruz de madera comienza a girar hacia la derecha. El crucificado se marcha y la Piedad se queda con su pena.

Pero el silencio se rompe con la llegada de la Virgen de Consolación y Lágrimas. La Dolorosa de Baena, con su estética recuperada tras la restauración de Naranjo Beltrán, llena de algarabía la calle. En un perfecto ejemplo de consuelo, la Virgen sustituye la pena que ha dejado su hijo por la alegría que reflejan los colores malvas con los que inunda el barrio. Suena ‘Malacitana’ por la Banda de Música de la Paz, y las dos Vírgenes se mecen, la una frente a la otra. La que llora sin lágrimas y la que con tristeza reparte consuelo.

La estampa sobria que deja el Señor se diluye entre los aplausos de los que allí se concentran. Una mujer que admira el rostro de la Piedad que se esconde tras el manto malva se seca una lágrima antes de que consiga caer. El encuentro de dos vecinas siempre emocionante, más aún tras años sin verse. El barrio del Molinillo rebosa de vida. Sus imágenes están en la calle. Vuelve la idiosincrasia cofrade de este rincón de Málaga. Hoy, el Molinillo es más barrio que nunca.

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