"La devoción de los cofrades es muy auténtica y se vive con gran pasión y profundidad"

¿Qué le está pareciendo la Semana Santa malagueña?

Creo sinceramente que la devoción de los cofrades es muy auténtica, que realmente hay una búsqueda de vivir lo que creemos. Por supuesto, el gran desafío de la Iglesia está en cómo mantener y vivir esta gran devoción todo el año, no solamente en la Semana Santa. No obstante, es una cosa muy hermosa que invirtamos tiempo en vivir estos grandes acontecimientos que son la cumbre de nuestra fe. Estoy muy contento de que en España y en Andalucía se viva la Semana Santa no solamente con gran pasión, sino con profundidad. Debemos expresar nuestro agradecimiento a las personas que, a través de los siglos, y sobre todo de las décadas posteriores al Concilio Vaticano II, trabajaron mucho y continúan trabajando para mantener esta devoción popular, esta expresión encarnada de nuestra fe.

¿Qué le ha llamado especialmente la atención?

Siendo filipino, descubro cada vez más el origen español de la Iglesia de mi país. En sus devociones y su piedad popular, la Iglesia filipina es muy española y, por supuesto, muy andaluza. También en todas las parroquias filipinas hay procesiones, aunque los tronos son menos elaborados, porque desde el punto de vista artístico no tenemos esta gran tradición que tienen ustedes.

"El Santo Padre dice siempre que la piedad popular, la religiosidad popular, las cofradías y hermandades, son clave en la transmisión de la fe"

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¿Cómo valora el papel evangelizador de las hermandades y cofradías?

El Santo Padre dice siempre que la piedad popular, la religiosidad popular, las cofradías y hermandades, son clave en la transmisión de la fe. Los padres, las madres, los abuelos y las abuelas son portadores de esa fe a los hijos y nietos. Esta es la transmisión de la fe que no se hace en un aula, sino verbalmente y a través del arte y de estas devociones que pasan de generación en generación. No hay mejor forma para transmitir la fe que visualmente. Por eso son tan importantes la hermosura de las imágenes y de los tronos tan bellamente decorados. Eso me gusta mucho. Tanto que, si yo fuera ahora párroco en Filipinas, me pondría inmediatamente manos a la obra para promover tronos y pasos más bonitos, con imágenes más bellas. Quizá los sacerdotes de allí hemos perdido un poquito la memoria de nuestro pasado. Pienso que la mejor manera de recuperarlo sería hacer venir aquí a nuestros sacerdotes para ver la Semana Santa de Málaga (ríe).

La nunciatura ha sido clave en el acuerdo entre el Gobierno español y la Conferencia Episcopal por el que la Iglesia en España renuncia a la exención del impuesto municipal de obras. ¿Cómo ha sido la gestión del acuerdo?

Era algo que la Conferencia Episcopal venía trabajando desde hace mucho tiempo. Después de la Ley Orgánica sobre el Mecenazgo (2002), solo había dos particularidades fiscales que nos diferenciaban del resto de las entidades sin ánimo de lucro, las Contribuciones Especiales y el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO). No eran un privilegio, estrictamente hablando, porque son condiciones de un acuerdo internacional entre dos estados. Pero, aunque la Iglesia no tuviera la obligación de renunciar a un derecho fruto de un acuerdo bilateral, tenemos este principio compartido con el Gobierno de que es mejor para nosotros también como Iglesia, ser equiparada a todas las entidades sin ánimo de lucro. Por eso, estamos contentos de habernos igualado a las demás organizaciones. 

Un mensaje para los malagueños esta Semana Santa.

Invitarles a acompañar al Señor en su sufrimiento y a esperar y celebrar su resurrección gloriosa. En nombre del Santo Padre, mi bendición apostólica a todos los miembros de la Iglesia de Málaga.

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• Entrevista de Antonio Moreno para el portal de la diócesis de Málaga.