La devoción a María Auxiliadora está ligada a Málaga incluso antes del asentamiento definitivo de la congregación en la ciudad. Aunque la llegada a la Península Ibérica de los salesianos se establece en el año 1881, con la llegada a Utrera, ya en el año 1883 se celebra en Málaga la fiesta de María Auxiliadora el 24 de mayo, aunque la presencia salesiana se despide de Málaga al poco tiempo. Unos diez años después, la congregación de Don Bosco llega a la ciudad para fundar el oratorio de San Enrique, situado en la actual calle Refino. Los malagueños acogen de muy buen grado a los salesianos, ya que aportan talleres, escuelas e internados para niños que lo necesitasen. Y por supuesto, el amor a la Virgen Auxiliadora no había dejado de crecer en todos esos años.
Es tal ese amor y la lluvia de gracias concedidas a todos los que la veneraban que el día 3 de enero del 1897 se bendice la antigua imagen de la Virgen, saliendo en procesión hacia el Oratorio.
Después, se le cede el Asilo de San Bartolomé a la comunidad y se traslada la imagen de la Virgen a su nuevo templo. Un año más tarde, don Miguel Rúa, sucesor de Don Bosco y Rector Mayor, erige la Archicofradía de María Auxiliadora imponiendo las primeras medallas, hecho que la ADMA de Málaga celebra este año.
La coronación canónica de la imagen de la Virgen en el año 1907, las procesiones festivas, la proclamación de Santuario a su sede, la multitud de gracias recibidas en favor a los malagueños y múltiples episodios cargados de devoción a la Virgen, unido al trabajo incansable de la comunidad salesiana, celadores, devotos y juntas del Consejo de la Archicofradía, han hecho que la devoción a María Auxiliadora trascienda los límites del barrio de Capuchinos para llegar a todos los puntos de la ciudad.