Patrimonio cofrade

Trono de la Esperanza: prodigio de Barroco ‘natural’

Para el catedrático Juan Antonio Sánchez López el trono de María Santísima de la Esperanza es un excelente diseño de Adrián Risueño que siempre ha funcionado como un auténtico espectáculo barroco por sus dimensiones, acertadas proporciones y el efecto «apabullante» de su escenografía. El trono del Jueves Santo, además, tiene la particularidad de contar con una arquitectura especial, «organicista» generada a base de fabulosas formas de la Naturaleza.

El trono de la Virgen de la Esperanza en la procesión magna de 2021.

El trono de la Virgen de la Esperanza en la procesión magna de 2021. / José A. Sau

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El trono de María Santísima de la Esperanza Coronada es, en palabras de Juan Antonio Sánchez López, «uno de los más emblemáticos y espectaculares» de la Semana Santa de Málaga, además de una obra artística con la que se entiende «perfectamente lo que es el Barroco». 

El catedrático de Historia del Arte de la UMA precisa que la talla de la obra «es muy buena» porque su «responsable directo» entre 1943-1949 fue verdaderamente Andrés Cabello Requena, profesor de la entonces Escuela de Formación Profesional Francisco Franco (actual Instituto Rosaleda) y no Adrián Risueño, a quien considera «un artista mediocre», lo que explicaría que gran parte de las piezas de escultura que realizó es lo que se ha ido retirando y sustituyendo del trono de la Esperanza a lo largo del tiempo.

Un trono «muy bien diseñado»

Eso no quita para que el trono, «como espectáculo barroco», haya funcionado «siempre» y esté «muy bien diseñado», algo que en justicia sí que hay que reconocer a Adrián Risueño, subraya.

Y este resultado se debe a muchos factores, empezando por las dimensiones: «El propio diseño crea un efecto escenográfico apabullante». Para el profesor, es un trono cuya presencia hace «enmudecer al espectador». 

A este respecto, considera un acierto las dimensiones «tan proporcionadas» de los arbotantes en relación con el cajillo, algo que también ocurre en el trono de la Virgen de los Dolores de Manuel Seco Velasco: «Aún tratándose de arbotantes monumentales están muy bien ajustados a las dimensiones del conjunto porque quedan justo a la mitad de las barras del palio, pues no olvidemos que se trata de piezas de iluminación de la imagen, no del palio». 

En la curva de la Alameda la pasada Semana Santa.

En la curva de la Alameda la pasada Semana Santa. / Álex Zea

Tiene además el trono de la Esperanza otros aspectos muy singulares como el hecho de que las tulipas sean de color ámbar, lo que le da una tonalidad especial a los juegos de luces o el que Manuel Carmona incorporara al trono unas parejas de ángeles encima de las capillas de cada frente, «que también enriquecen escultóricamente el conjunto». 

Pero sin duda, Juan Antonio Sánchez López hace hincapié en que otro de los aspectos más llamativos y soberbios es su «cualidad orgánica» o cómo la ‘arquitectura’ del trono está configurada por formas vegetales y «espumosas». «Son formas orgánicas, formas de la Naturaleza, un diseño completamente organicista vibrante, fogoso, dinámico, exuberante, barroco en definitiva», remarca. 

A su juicio, este diseño incorpora un elemento «fantástico» y la propia idea de los arbotantes parecen evocar unas plantas «que nacen del tronco, que se ramifica con sus flores... una cosa fascinante». 

Un cambio «espectacular»

Para el catedrático, aún cuando la Archicofradía, con buen criterio, sustituyó muchas de las tallas de Adrián Risueño, mantuvo en el frontal las figuras que talló de Santa Teresa, la Fe y la Caridad, «que quedan muy bien en sus ubicaciones y están muy bien resueltas compositivamente». Por otro lado, y como ya detalló la pasada Semana Santa, estas piezas han ganado mucho cuando se decidió volverlas a estofar y policromar. 

El trono en la Alameda el Jueves Santo del año pasado.

El trono en la Alameda el Jueves Santo del año pasado. / Álex Zea

Además, con la incorporación de nuevas esculturas, realizadas por Manuel Carmona, «el cambio fue espectacular».

Por eso, confía Juan Antonio Sánchez en que algún día la Esperanza retire el vía crucis realizado por Adrián Risueño -en su opinión sin ningún valor artístico, además de iconográficamente poco acorde con un trono dedicado a una imagen mariana - y lo sustituya por relieves de calidad acorde a la categoría artística de esta monumental obra y con un programa iconográfico más apropiado como podría ser la vida de la Virgen o los misterios del Rosario.