De pronto el cielo de Málaga se oscureció y empezó a llover. De esos misterios meteorológicos difícilmente explicables y que puede que pasen sólo en esta latitud exacta del planeta. El Viernes de Dolores había amanecido luminoso, sin embargo, a mediodía, todo cambió. La incertidumbre se adueñó de las procesiones de vísperas. Las miradas al cielo no eran menos que las consultas a las modernas aplicaciones móviles sobre el tiempo o las llamadas al centro meteorológico. Todo apuntaba a que iba a mejorar. La tarde se metió en agua pero acabó en brillo, aunque le costó la salida a Jesús de Medinaceli.

La asociación parroquial establecida en Santo Tomás de Aquino tenía prevista su salida a las 17.00 horas. Entonces seguía lloviendo débilmente sobre Martiricos. La junta de gobierno estaba reunida en el interior de las dependencias parroquiales, mientras nazarenos, hombres de trono y los músicos de la banda de cornetas y tambores de Yunquera y los de la agrupación musical San Lorenzo Mártir aguardaban la decisión.

Fue la más difícil de todas: suspender la procesión. La emoción se adivinaba en el rostro de muchos de quienes tuvieron que adoptarla. El hermano mayor, Francisco Aguilar, anunció desde el altar mayor que no iban a salir. El Cristo quedó expuesto en su trono durante toda la tarde. Este año había sido desprovisto de potencias e iba sobre un risco de corcho.

Las bandas que iban a participar en la procesión no quisieron despedirse de la imagen sin interpretar antes unas marchas procesionales en su honor.

Dos Hermanas

La papeleta pasaba ahora a manos de Encarnación. El grupo de fieles de Dos Hermanas tenía que iniciar su salida desde el colegio Espíritu Santo a las 18.00 horas. Meteorología avisaba entonces de la existencia de chubascos con cierta intensidad en Marbella, una borrasca que con probabilidad se disiparía antes de llegar a la capital. La recomendación era esperar.

Así lo hizo la asociación, que puso su cruz guía en la calle 20 minutos después de la hora prevista. El barrio se volcó una vez más con esta dolorosa de José Dueñas Rosales, que iba sobre un nuevo trono de orfebrería, obra de Cristóbal Martos, y con el acompañamiento musical de la banda de la Cruz del Humilladero. El exorno floral, profuso y exuberante, compuesto por claveles blancos y lilium rosas. Nazarenos y mantillas, casi a partes iguales, conformaban la comitiva procesional.

Traslados

Los cuatro traslados previstos por las calles de Málaga ayer por la tarde pudieron realizarse sin problemas. Su horario más tardío jugó a su favor y la seguridad que le dio la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de que a partir de las 20.00 horas desaparecía el riesgo de lluvia relajó la tensión. Aun así, justo antes de salir, todas hicieron las comprobaciones pertinentes.

El primer traslado, y el que más riesgo tuvo, fue el de la Virgen del Calvario desde su ermita hasta la Basílica de la Victoria. El recorrido se inició puntualmente con un cortejo muy simple, que comenzó tras la misa que puso final al septenario a la Virgen.

La imagen iba vestida con una saya negra muy sencilla, manto liso, un tocado y la corona realizada en los talleres de Borrero. Por primera vez en muchos años el traslado se realizó en silencio, sin acompañamiento musical, sólo con el rezo de la Corona Dolorosa. A las 20.30 horas concluía el traslado sin problemas.

El relevo lo cogió Crucifixión a partir de las 21.00 horas, con un sencillo recorrido desde la iglesia del Buen Pastor hasta la nueva casa hermandad. La Banda de Cornetas de la Victoria acompañó musicalmente a los titulares de la hermandad, que llegaron al salón de tronos sin contratiempo.

La archicofradía de la Expiración vivió en vilo casi hasta el último momento. Las buenas previsiones de tiempo y la desaparición de las nubes no impidió que el hermano mayor, Miguel Alfonso Gutiérrez, hiciese una última comprobación pasadas las nueve de la noche para confirmar que tendrían un traslado tranquilo. Así fue.

Antes, sobre las 19.00 horas, celebró la eucaristía por la festividad del Viernes de Dolores en su sede canónica de San Pedro, de donde salieron las dos imágenes. La Virgen de los Dolores, en sus andas de traslado, el Cristo de la Expiración, a hombros. El recorrido volvió a conectar esta archicofradía con su barrio histórico, El Perchel, que recorrió rodeado de muchísimo público.

Ya entrada en la noche, sobre las 23.30 horas, la cofradía del Santo Traslado y la Soledad de San Pablo organizó el rezó del vía crucis por las calles de la Trinidad, como es habitual para trasladar sus imágenes. El quinteto Sibelius se encargó de acompañar musicalmente el cortejo mientras se rezaban las catorce estaciones. Las primeras, por cierto, se rezaron dentro de la iglesia de San Pablo.

Traslados claustrales

Los que no tuvieron problemas con la lluvia fueron los tres traslados claustrales que se celebraron ayer. Salud, Dolores del Puente y Santa Cruz realizaron la entronización de sus sagrados titulares. Las tres cofradías comenzaron en el entorno de las 20.30 hora. Santa Cruz en San Felipe Neri tras la lectura del día y con música de capilla. La Salud, en San Pablo, entronizó al Cristo de la Esperanza en su Gran Amor y Dolores del Puente hizo su traslado en Santo Domingo.

@ia_castillo / @miguelferrary