Esta Semana Santa ha sido histórica por muchas cosas, pero una de ellas es que Jesús del Descendimiento y la Virgen de las Angustias salieron en procesión el Viernes Santo, por primera vez en su historia, desde su casa hermandad, ubicada a la espalda del Hospital Noble, su sede canónica. Con este cambio se pierden algunos momentos de especial intensidad cofrade, pero se ganan otros. El principal es que los hermanos de esta corporación nazarena ya tienen un sitio de referencia, en el que guardar sus tronos y enseres, que no es poco.

Poco antes de las cinco de la tarde, el cortejo se echó a la calle precedido por dos tambores roncos que rompían el silencio que siempre acompaña a esta procesión. Los nazarenos se derramaban frente a la Alcazaba camino del Ayuntamiento, donde los recibió la corporación municipal para otorgarles las venia de paso, una antigua tradición que se sigue respetando.

El Señor se hizo a la calle con Cristo de la Agonía, de Abel Moreno, interpretada por la joven Banda de Música de Cruz de Humilladero. Envuelto en incienso, el trono trazó dos curvas perfectas, con poca gente aún a esa hora de la tarde, para ir acercándose a la Avenida de Cervantes. Antes, la agrupación musical interpretó Santo Traslado, de Miguel Pérez, marcha con la que los hombres de trono se gustaron, meciendo el trono con dulzura.

Luego, salió la Virgen de las Angustias, acompañada en esta ocasión por la Banda de Música de las Flores, una agrupación que cada año crece y que se ha convertido sin duda en el futuro de la música cofrade malagueña. Para salir, se interpretó En tu dulce mirada de Angustias, de José María Muñoz Cabrera. Y, poco después, se interpretó Reina de San Román.