Poco más de 20 minutos después del final del partido contra el UCAM Murcia abandonó el Martín Carpena Eral Rowland, con gesto muy serio. La mayoría de los jugadores no se había todavía duchado cuando EJ ya se había ido.

No le salieron bien las cosas al base estadounidense con pasaporte búlgaro ante los murcianos y su cara lo decía todo cuando abandonó el palacio camino del párking. Su mal partido se reflejó en unas estadísticas muy pobres, sobre todo en ataque, con cero puntos después de dos triples y una canasta de dos falladas en más de 18 minutos jugados. Rowland, camuflado bajo una capucha, eso sí, tendió su mano a todos los niños que esperaban a sus ídolos para hacerse fotos y que fueron capaces de reconocerlo.