El Unicaja ya tiene tirador. Para lo que resta de temporada y, si convence en su rendimiento, para otras dos más, en formato uno más uno. Troy DeVries, el nuevo jugador verde, aterrizó en Málaga a las 9.20 horas procedente de Melilla y, tras pasar los controles médicos rutinarios, incluso llegó a tiempo para entrenarse con el equipo. Chus Mateo atrasó la sesión de ayer de las 11.00 horas al mediodía, para que el escolta de 1,92 metros conociera a sus compañeros e iniciara su rodaje en el plantel cajista.

«Soy un tirador», admitió en sus primeras palabras como flamante jugador del Unicaja. Luego recibió la bendición del entrenador y se ejercitó para viajar hoy mismo con el equipo a Vitoria. Mañana debutará en una pista muy compleja, la del Caja Laboral. Cosas del destino, la misma en la que Gerald Fitch lo hizo cuando fichó, también en plena temporada y como revulsivo, hace un año por el club de Los Guindos.

Ahora es Fitch el que sale. Al americano se le acaba el crédito. Fue dado de baja ayer en la ACB. Sí que viajará Mark Payne, que aguantará el chaparrón sólo una semana más, ya que Tremmell Darden está a punto de recuperarse y está previsto que regrese a las pistas ante el Lucentum. El «abrelatas» ya no sirve. Se ha descompuesto y los técnicos y la dirección deportiva han prescindido de él. Saldrá de inmediato del Unicaja. En teoría, la próxima semana. Muy, pero que muy mal debe estar Fitch para que ni siquiera pueda echar una mano a un Unicaja que, tal y como hemos visto últimamente, está para pocos trotes.

DeVries llega en buena forma y listo para echar una mano en todo lo que pueda, como dejó claro ayer. «Estoy preparado para jugar. Seguro que todos vamos a dar lo mejor de nosotros mismos, vamos a trabajar juntos y a jugar lo más fuerte que podamos. Sé que la situación del equipo no es buena, pero no tenemos que pensar en eso», señaló en su puesta de largo antes de iniciar el entrenamiento.

El máximo anotador de la LEB Oro, con 19,1 puntos de media y un porcentaje de triples del 46%, tiene la misión de abrir el campo, desatascar la zona siendo una amenaza desde el perímetro. Abrirá huecos para Joel Freeland y Luka Zoric, y será un elemento importante en la rotación de un Unicaja que ha perdido 14 de sus 15 últimos partidos.

«Soy un tirador, creo que entiendo bien el juego, sé cuándo hay que tirar, cuándo hay que pasar, siempre doy lo mejor de mí mismo, siempre estoy al cien por cien y Dios es mi ayuda. Ésta es una gran oportunidad para mí y me siento bendecido por estar aquí».

Ésta es su primera oportunidad, a los 29 años (25/7/1982), de darse a conocer en una Liga de primer nivel, tras su paso por Alemania y Australia, y después de disputar tres temporadas en la Liga LEB Oro (Lleida, Girona y Melilla).

Atrás se quedaron nombres mucho más pomposos, como los de Krunoslav Simon, Alan Anderson, Drew Nicholas o Quincy Douby. A su muñeca hay que aferrarse ahora para tratar de salir del tremendo berenjenal en el que se encuentra inmerso el cuadro costasoleño.

Chus Mateo se mostró encantado de que el club le haya traído algo diferente a lo que había en el equipo. «Con acciones de uno contra uno, con acierto desde la línea de 6,75, con puntos... en definitiva, con algo de lo que últimamente estamos careciendo bastante. O sea es un soplo de aire fresco en nuestro juego de ataque. Es algo más que un tirador puro. Sin ser seguramente un «supermanejador» de balón que pueda llegar a finalizar, en penetraciones hasta debajo del aro es capaz de hacer muy buenos porcentajes de tiros de 2, tira con un 57 % y hacer 20 puntos aunque sea en la LEB Oro es algo que da una garantía de que aportará seguro».

«Esperamos que en estos 10 partidos que quedan nos dé brío ofensivo, que es lo que necesitamos. Yo de todas formas sigo confiando en que los fichajes, aunque pudiera venir alguien más aparezcan en el vestuario. Estoy buscando líderes», finalizó.