Nadie dijo que el Top 16 de la Euroliga iba a ser fácil. No lo es nunca. Lo que pasa es que si encima lo empiezas perdiendo en tu casa, por 14, y ante uno de tus rivales directos, pues apaga y vámonos. Eso le pasó anoche al Unicaja, un equipo atascado, sin espíritu, que vive de los ramalazos de Dragic o del que esté inspirado el día de turno, que se ha olvidado de defender y que acumula ya demasiados sinsabores en la presunta temporada de la resurrección.

No hay excusas. El Baskonia de Sergio Scariolo fue ayer mejor, mucho mejor que el Unicaja. Por eso ellos ganaron y los nuestros perdieron. Sólo en el primer cuarto pareció que el guión podía ser otro, el que quería la grada del Palacio. En el segundo parcial empezó la debacle y a partir del descanso el rival ya hizo lo que quiso sobre el parqué del Martín Carpena.

Los números no admiten debate. Es imposible ganar un partido de ninguna Liga de ningún país de ninguna categoría si el rival te mete 60 puntos en la segunda parte, si te hace un 63% de acierto desde la línea de 6.75 y si el partido lo cierra con 108 de valoración total. Repito, es IM-PO-SI-BLE.

El equipo verde se ha diluido en el último mes y medio. Ha tenido el chispazo puntual del Palau Blaugrana y la victoria agónica de Florencia, que le han dado un poco de aire. Pero lo cierto es que los días buenos se cuentan con los dedos de una mano -y sobran varios- y los malos se acumulan en el zurrón. Las formas de las derrotas tampoco ayudan. Aquí ganó el Valencia a principio de temporada, pero sufrió. Aquí ganó el Olympiacos hace casi un par de meses, pero sufrió. Se perdió en Vitoria en Liga en noviembre, pero dando la cara... Nada que ver con lo de estas últimas semanas. Ahora el equipo ha dejado de competir de igual a igual con sus rivales. El Obradoiro, el Gipuzkoa, el CAI o el Laboral Kutxa anoche han puesto en evidencia a un equipo que va para atrás justo cuando llega el momento de la verdad de la temporada europea y nacional.

Estamos ya en enero. Queda un mes para la Copa del Rey y el Unicaja no está y lo peor es que no sé si se le espera. Ojalá me equivoque. Pero las sensaciones son malas. Para qué nos vamos a engañar. Nada que ver, desde luego, con el ilusionante proyecto de Plaza que todos creímos ver en el arranque de la temporada.

Ayer falló casi todo el mundo. Pero el que quedó señalado para la grada fue Ryan Toolson. El presunto tirador del equipo hizo 2 de 9 en tiros de campo. Y eso no puede ser. Toolson ni mete ni da miedo. Está perdido. Él no se esconde y lo intenta, pero no da con el aro. Y ya se sabe que cuando un metedor no mete...

No sé qué pasará. Quizás Plaza y el club mediten un cambio. El catalán no ha sido amigo en su historial como técnico de cambiar jugadores porque sí a mitad de temporada. Pero ayer, con Toolson bajo mínimos y con el otro tirador (Urtasun) descartado por el coach, todavía hicieron más daño las canastas exteriores de Hodge, San Emeterio, Heurtel o Casseur.

La liguilla europea no ha hecho nada más que empezar. Quedan 13 jornadas por delante, pero con Fenerbahce, Barcelona, Olympiacos, Panathinaikos, Efes y compañía en el grupo, lo de ayer suena a principio del fin. Y convertir el espectáculo de un Top 16 en una tortura tiene una línea delgada que el Unicaja ayer empezó a traspasar.

El Efes, en Estambul, próxima estación. Antes, en Manresa, ocasión para ahogar las penas continentales en la Liga casera.