­­Mañana domingo se vuelven a ver las caras el Unicaja y el UCAM Murcia (18.00 horas/Martín Carpena). Son dos clubes que están en órbitas diferentes, uno en Euroliga y el otro en la clase media de la Liga Endesa. El enfrentamiento entre ambos se reeditará por trigésima segunda ocasión -sólo en ocho han vencido los murcianistas-, pero que a lo largo de los años, sobre todo en los últimos, han compartido muchos jugadores. Un buen número de jugadores que han defendido la camiseta verde han hecho el camino Málaga-Murcia de forma directa, aunque también hay algunos que han terminado recalando en la capital del Segura tras haber pasado con anterioridad por la Costa del Sol.

En la actual plantilla del UCAM hay tres jugadores con pasado malagueño. El base Carlos Cabezas es un histórico del Unicaja, con el que debutó en ACB en el año 1999 y jugó once campañas, en las que fue campeón de Liga ACB 2006 y de la Copa el Rey 2005 con Sergio Scariolo, campeón de la Copa Korac con Bozidar Maljkovic, y desde Málaga ayudó a la selección nacional. Cabezas es toda una institución, el mejor base en la historia del básket malagueño y en un club donde está en los libros de oro: segundo jugador con más partidos (505) o el que más veces ha sido titular en la historia (297).

Augusto César Lima llegó hace dos temporadas directamente de la cantera de Los Guindos, donde llegó como un hombre de futuro. Como en otras tantas ocasiones, Lima no terminó de explotar, el Unicaja no tuvo la paciencia necesaria y el pívot llegó a un acuerdo para romper su contrato, tras un verano en el que volvió a tener problemas de espalda al tratar de mostrarse a las franquicias de la NBA para el sorteo del draft. En Murcia está jugando a un gran nivel, acaba de renovar y ya se le asocia con clubes de máximo nivel en la ACB y Europa.

El tercer exUnicaja es Thomas Kelati, quien coincidió con el propio Cabezas en la temporada 2008/2009. Estos tres son sólo los últimos casos, pero si echamos la vista atrás nos encontramos con muchos jugadores que han hecho el mismo camino.

El primero de ellos fue Mark McNamara, un gigantesco pívot que se hizo famoso por encarnar a Chewaka en la película La Guerra de las Galaxias. El americano jugó en el Unicaja (entonces Caja de Ronda) en el curso 1986/87 y en pleno curso se marchó a los Philadelphia de la NBA. Tras pasar luego por los Lakers y por los Magic, el estadounidense llegó al Juver de Murcia con la temporada 1990/91 ya comenzada para ayudar a conseguir la permanencia en la temporada del estreno de los murcianos en la ACB.

En la campaña 1993/94, tras toda una vida en Málaga, donde jugó 189 encuentros con el club (Caja de Ronda y luego Unicaja-Mayoral), el escolta catalán Jordi Grau fichó por una temporada en Murcia, donde se convirtió en una pieza clave de su equipo. Grau había llegado a Málaga en 1985, con el Caja de Ronda aún en Primera B, y ascendió con el equipo hasta consolidarse en la elite y fusionarse con el otro equipo de la ciudad. Tras esa temporada 1992/93 decidió cambiar de aires. Aunque sus raíces aquí eran fuerte y llegó a fichar en 1995 por el CB Marbella, de Liga EBA.

Otro ilustre ex del Unicaja que defendió la elástica murcianista fue el francés Stephane Risacher, un excelente alero, que brilló en una época dorada en Málaga y que llegó en la etapa de Polaris World. El francés es ahora agente de jugadores y fichó por el Unicaja de la mano de Boza Maljkovic, tras masacrar al equipo con la camiseta del Olympiacos. El galo estuvo cuatro campañas (de 2002 a 2006), en las que disputó 233 encuentros con la camiseta verde: 7,5 puntos, 2,3 rebotes y 6,2 de valoración en 18:14 minutos. Tras salir de Málaga, el ya veterano Risacher fichó dos años por el Murcia.

Los casos de McNamara, Grau y Risacher fueron momentos pasados muy puntuales, ya que el verdadero desembarco de jugadores de Málaga hacia Murcia se produjo a raiz de la llegada de los hermanos Carabante al club y la entrada de Alejandro Gómez, en el verano de 2009. Desde Málaga llegaron dos jóvenes valores de su cantera para reforzar el juego interior, Vitor Faverani y Paulo Prestes. Los brasileños no rindieron al nivel que se esperaba, en el caso del primero por su juventud, pero el club, pese a las voces contrarias, sí que apostó por su continuidad una campaña después en LEB. Faverani fue el mejor jugador de la categoría y acabó siendo traspasado al Valencia por 300.000 euros. Un negocio redondo para el Murcia, que aprovechó el despegue de un jugador que prometía mucho en Málaga, pero que jamás acabó de explotar.

De carácter díscolo, Vitor no acababa de sentar la cabeza. Ni siquiera en su cesión al CAI Zaragoza de Chus Mateo. El Unicaja no pudo aguantar más la situación y, aunque se fue cedido al Bruesa, tuvo que romper con él. El brasileño explotó y llegó a firmar un buen contrato en la NBA, con los Celtics. Ahora se recupera de una lesión de rodilla tras un polémico accidente de tráfico en Valencia a altas horas de la madrugada.

Otro jugador que en la 2009-2010 estuvo en Murcia y que con anterioridad había pasado por la Costa del Sol fue el base Shammond Williams. El americano firmó un contrato temporal en Málaga y, tras disputar 17 partidos con 5,5 puntos de media, no renovó para marcharse a Murcia.

En el curso 2012-13, el UCAM aprovechó un «divorcio» inesperado para reclutar a otro histórico del Unicaja, Berni Rodríguez. El «capi» no había llegado a un acuerdo para renovar con el club de toda su vida, donde lidera la mayoría de estadísticas, como el de jugador con más partidos en la historia de la entidad (683). Firmó un contrato por dos temporadas, en las que Bernardo se convirtió en pieza fundamental para lograr la permanencia en ambas. Otro jugador formado en la cantera malagueña es el base Miki Servera, que estuvo esos mismos cursos en la plantilla, aunque en su caso supuso una decepción, puesto que en la segunda campaña desaprovechó la oportunidad que se le presentó de ser el segundo base.

Hay un solo caso de un jugador que trazó el camino inverso. Fue en el verano de 2009, cuando el escolta Taquan Dean, después de cuajar una buena temporada en Murcia con un equipo muy humilde, se marchó a Málaga, donde estuvo un curso, de forma discreta: 10,2 puntos y 5,6 de valoración. Luego se marchó a Italia y hoy en día ha vuelto a España para jugar en el Gipuzkoa Basket. Ahora, los dos se cruzan en la pista, en pleno Domingo de Ramos.