­Misko Raznatovic, el agente más poderoso del mercado europeo, abrió ayer a primera hora de la tarde la «subasta» por Oliver Lafayette. El representante y propietario de la agencia BeoBasket informó en su cuenta de Twitter de que el base americano era «agente libre», que estaba en mercado y que tenía «un par de ofertas». Una de ellas es del Unicaja, que ve en él al sustituto de Jayson Granger. El técnico cajista, Joan Plaza, ya le ha comunicado al club que haga un esfuerzo por el base con pasaporte croata, por lo que ocupa plaza de jugador comunitario, porque confía en él, le tuvo a sus órdenes en el Zalgiris Kaunas y conoce la ACB y la Euroliga.

El otro ofrecimiento que maneja ya Raznatovic es del Laboral Kutxa. El club vasco, que ayer fichó a Alberto Corbacho, también va detrás de Lafayette. Su nuevo entrenador, Velimir Perasovic, le quiere y, tras reunir buenos informes del paso de Lafayette por el combinado nacional croata, espera y confía en poder «pescarlo» para su proyecto en Vitoria. Es más, el también seleccionador croata ha inscrito en la preselección de 24 jugadores al base, y muy probablemente cuente con él para el Eurobásket de este verano. Un hecho que corre en contra de los intereses del conjunto de Los Guindos.

Lafayette, tras una gran temporada en Valencia, fichó el pasado verano por el Olympiacos, club que le firmó por dos temporadas, con una cláusula de salida de 50.000 euros que debía ejecutar antes del 30 de junio y que activó ayer por la mañana. Por la tarde, Raznatovic se apresuró a hacer pública la nueva situación del base, que viajó de Estados Unidos a Belgrado este fin de semana para participar junto a una pléyade de «jugones», en el fin de semana de estrellas de la reputada agencia de representación.

El Unicaja ya ha pasado una primera propuesta al base, pero está muy lejos de sus pretensiones económicas. El americano ha tenido en el Olympiacos un sueldo de 675.000 euros libres de impuestos. Una auténtica brutalidad. El Unicaja no puede ni acercarse a esas cifras, porque la nueva fiscalidad está torpedeando todas sus proposiciones.

Los jugadores foráneos que jueguen esta próxima temporada en España deben tributar como cualquier ciudadano residente de nuestro país, al 48%. Hasta ahora, si su ficha no alcanzaba los 600.000 euros sólo debía declarar el 24% de sus ganancias por rendimientos del trabajo. Ahora debe pagar el doble de impuestos, por lo que el Unicaja, al igual que otros equipos ACB, lo está acusando. En Vitoria, sin embargo, tienen ventajas fiscales especiales, por lo que sí que puede pagar más a los jugadores. Otra cosa es que lo haga...

El Unicaja está, a día de hoy, muy lejos de las pretensiones del base de 31 años y 1,88 metros, que esta temporada ha promediado en la Liga griega 6,7 puntos, 1,6 rebotes y 2,8 asistencias, y en la Euroliga 6,8 puntos, 2,1 rebotes y 2,6 asistencias en 18 minutos. Su rendimiento ha estado lejos de lo esperado en el club de El Pireo. La confirmación de Sloukas (el Fenerbahce lo fichó ayer) y el poder de atracción de Spanoulis le dejaron en un segundo plano. No ha estado feliz y no se ha sentido cómodo en el equipo. Y ahora espera cambiar de aires.

El Unicaja deberá ser muy paciente en esta especie de «subasta» pública. El equipo ha guardado una partida importante para reforzar el puesto de base y hay muy pocos equipos capaces de colmar las pretensiones del jugador si no existe interés de equipos rusos o turcos. El Unicaja tampoco olvida un hecho importante. Y es que el Valencia Basket, cuando Lafayette se marchó al Olympiacos, le inscribió en el listado de tanteo, con una oferta cualificada. El equipo valenciano tiene sus derechos para la ACB, por lo que habría que negociar con ellos. El Unicaja, en las últimas ocasiones, ha dejado ese asunto a los agentes de los jugadores.