Ha sido bonito, muy bonito. Ha sido algo único e irrepetible. Un sueño de 15 años consecutivos del que el Unicaja y Málaga se despertaron anoche, tras un duermevela de varios años, ante el Fenerbahce de Zeljko Obradovic, el mejor invitado posible para cerrar la fiesta. El hombre más laureado del Viejo Continente hizo los honores en un Martín Carpena que despidió a la Euroliga como la ha vivido en el último lustro, a medio camino entre el pasotismo y el fervor de los incondicionales. Sólo 4.656 para despedir un ciclo, una época, un largo viaje, repleto de momentos excelentes. También de malos tragos, por supuesto. Pero el ser humano tiene un gen que le ayuda a olvidar lo malo y quedarse con lo bueno. Y convivir con la elite más exclusiva durante tantos años y meterte durante los últimos 11 en el Top 16 habla bien de todo y de todos. De Unicaja Banco, del club, de los técnicos, de los jugadores, del entorno y, por supuesto, de su masa social. Aunque los malagueños somos como somos, y más de una vez el equipo ha jugado partidos «entre amigos», lo que se ha vivido es imborrable.

Por la pista del Martín Carpena hemos visto pasar a lo mejor de Europa y hasta de la NBA. Los malagueños hemos sido unos auténticos privilegiados. Desde 0ctubre de 2001 hasta abril de 2016 hemos disfrutado los miércoles, jueves o viernes a la creme de la creme de Europa. Y, luego, durante el fin de semana, hemos jugado en la mejor competición nacional, la ACB. Una verdadera pasada. Un lujo que hemos podido disfrutar.

Anoche fue Obradovic, al mando de una pléyade de estrellas como Dixon, Hickman, Datome, Bogdanovic, Udoh... Antes vinieron Spanoulis, Diamantidis, Delaney, Saric, De Colo, Teodosic, Wanamaker... Y antes estuvieron Garbajosa, Nicola, Ford, Papaloukas, Sabonis... Ese es el nivel de la Euroliga, esa ha sido la joya que hemos disfrutado en Málaga. Y el club, en todo este tiempo, con sus vaivenes, sus errores, sus problemas, ha estado a la altura. Con equipos competitivos, con esfuerzo, con equivocaciones, con grandes entrenadores, increíbles jugadores y un abono permanente en la última década al Top 16.

Fue emocionante lo de anoche. Es verdad que uno fue al Carpena condicionado ya, emocionado. La semana ha sido complicada. Han sido muchas sensaciones, más para los que nos recorre un gusanillo cuando suena el «I feel devotion». La Euroliga es lo más grande que le ha pasado a este Unicaja en su historia. Por eso, ver cómo se marcha, como acabó anoche, cómo se cerró el círculo, es triste, muy triste. Lo peor que nos podía pasar. No encuentro un hecho más trágico que éste. Por fortuna, mientras Unicaja Banco esté detrás, con su respaldo, con su apuesta, con su total implicación, la opción de volver está abierta. Mientras esté Unicaja detrás no hay nada que temer. Por la vía de la Eurocup o por la ACB, todos estamos convencidos de algo: #VolveremosEuroliga.

Un partido sin emoción

El 71-67 que señaló el electrónico al final es ya historia del Unicaja en la Euroliga. El último resultado, por ahora. Desde antes de que comenzara el partido llamó la atención la escasez de público, a pesar de la visita de los equipos de Ronda. Muy poca gente en un Palacio que volvió a pitar el himno de la Euroliga. La fuerza de la costumbre, supongo, porque quizá merecía, en la última ocasión, otro trato. No hubo un halo especial ni un hilo conductor ni un simbolismo diferente al de otras muchas noches europeas. Hubo tristeza y eso que el Unicaja estuvo muy animado y aprovechó las rotaciones de Obradovic. En la banda no paró, pero no arriesgo ni un ápice. Dixon ni se vistió, Udoh apenas jugó 15:35, Datome 7:10 y los menos habituales fueron los protagonistas. El Unicaja se lo tomó más en serio. Mucho más. Quería despedirse con un triunfo. Todos estaban enchufados. Los puntos de Nedovic y Cooley hicieron que el Unicaja se fuera al descanso con la máxima: 39-28. Sólo Pero Antic mantenía el tipo en los turcos, con 11 de los 28 puntos. Los verdes doblaban en valoración al Fenerbahce: 51-25. El Unicaja salió con ganas de remachar el partido y lo logró cuando Cooley entró en erupción. Se marchó ovacionado, con 17 puntos y 9 rebotes para 26 de valoración en 19:39 minutos. El Carpena ya tiene nuevo héroe. Nedovic anotó el último punto y Ugurlu la última canasta. #VolveremosEuroliga.