Muchas veces vemos jugadores que nos maravillan en los patios de los colegios, en la categorías inferiores de los equipos y hasta en campeonatos internacionales de selecciones. Jugadores que parece que se convertirán en estrellas y acaban en nada. Lo que ya no es tan común es ver a una mega estrella en categorías inferiores que se desploma hasta el olvido para resurgir luego a las primeras páginas de los periódicos. Ese es el caso del ahora cajista Dejan Musli. El hombre que hace unos meses dijo al abandonar Manresa: «Estoy muy contento de haber jugado en este equipo», para finalizar entre risas con: «Espero algún día poder convertirme en alcalde de Manresa». No estaría mal porque Dejan le debe mucho a la capital del Bages.

Nacido en Kosovo en 1991 pronto deslumbró a todo el mundo. Lideró las selecciones yugoslavas al oro en lo europeos U16 y U18 y a su equipo el FMP Zeleznik a ganar dos Final Four júnior consecutivas en Madrid 2008 y Berlín 2009. Musli dominaba el baloncesto europeo y sometía a jugadores como Valanciunas y Kanter. Pero su paso a la categoría senior no fue el esperado. En 2010 firmó un contrato de 5 temporadas con el Baskonia y todos pensábamos en otro Scola, otro Splitter€ pero esta historia fue completamente distinta. Nunca encontró un hueco con Dusko Ivanovic en el equipo y sólo jugó 43 minutos repartidos entre 8 partidos. Comenzó un rosario de cesiones a cada cual peor que se culminaron con un mal paso por Fuenlabrada, sólo 3 minutos en 1 partido y una acusación que le acompañó durante muchos meses. Su entrenador Porfirio Fisac decía: «Me gusta que los jugadores tengan calidad, pero también que no estén exentos de trabajo y él debe esforzarse mucho más en eso». Los jugadores que antes superaba como Kanter o Valanciunas eran elegidos en los puestos 3 y 5 del draft, para él no había ni un hueco entre las 60 elecciones. Era el momento de dar un paso al lado y volver a casa.

En el Partizan con otro Dusko, Vujosevic, volvió a sentir el baloncesto y después de su paso por el Mega Vizura volvía a intentar su regreso al baloncesto de élite. «La eterna promesa», como ya se le conocía, llegaba a Manresa y allí estalló como jugador hasta el punto de convertirse en el MVP de la Liga Endesa la pasada temporada. Previo pago de una pequeña cantidad aterrizaba en Málaga con mucha ilusión. «Voy a jugar en el club mas grande de España después del Real Madrid y el Barcelona», decía en Serbia. La incógnita era ver si su evolución podría volver a dar un paso atrás en un equipo grande con mas competencia. En 10 jornada ya no hay dudas. Musli mantiene su nivel de juego y es uno de los sustentos del equipo verde. El hombre que cambió el 15 por el 44 de su amigo Nemanja Bjelica, que alucina con la paella y la crema catalana y que no tuvo vergüenza en bailar un reggaetón con su amigo Ricky Sánchez para celebrar la salvación del ICL Manresa apunta de nuevo hacia un sueño que nunca ha olvidado, la NBA, aunque para ello deberá primero cerrar un gran temporada en Málaga. La siguiente estación en este reto es su primera vuelta a casa, a Manresa. Suerte€