Recuerdo bien a Carlos Cabezas cuando, camino de partidos de la índole y trascendencia del que disputa hoy el Unicaja en Múnich, me confesaba, en una de las escalas de los aeropuertos de Europa, que uno se hacía jugador de baloncesto para poder estar en encuentros como éste. Para ser parte de ellos. Protagonista si toca el premio gordo: el tiro ganador, la defensa que gana el partido... Que todo, al final, se resumía en los 40 minutos que vivirán Bayern Múnich y Unicaja esta noche en el Audi Dome. Donde el equipo malagueño ya ha jugado dos veces este curso, en ambas ocasiones con derrota, y donde vuelve para disputar un choque que nada tiene que ver con los de antes. Absolutamente nada.

Lo de hoy es otra historia. Es un ganar o morir. Una final en toda regla. Un partido que, a la postre, puede marcar la temporada. Carlitos siempre tenía un brillo especial en los ojos cuando el calendario se marcaba en rojo y aparecía una cita en mayúsculas. Y esa «cosilla» diferente también la percibe Joan Plaza en sus hombres. El entrenador del Unicaja es otro. No sé si nos lo han cambiado o él sólo se han transformado, día a día, durante esta extraña temporada. Se ha dejado crecer de nuevo la barba y ha cambiado su discurso. Y hasta su forma de comunicarse, su gestualidad. Plaza cree en este Unicaja. Y ve en sus hombres esa «chispa». Dice que están preparados. Lo argumenta con sensaciones y también con números. Los de la defensa, por ejemplo. El equipo ahora es otro atrás, defiende y ha echado hasta carácter.

Debe mostrar lo mejor de sí mismo el Unicaja hoy en Múnich, donde le espera un equipo que ha demostrado, en lo que va de curso, ser mejor en más facetas que el cuadro costasoleño. Pero que, llegados a este punto, se juega la vida. Al igual que el Unicaja. Con la presión, eso sí, que añade el saberse favorito. Y el añadido de pensar que venían a Málaga, el pasado viernes, casi de turismo, para refrendar su presencia en las semifinales de la Eurocup.

Y ahora está de vuelta en Baviera. Compuesto y contra la pared. El Unicaja demostró que tiene armas suficientes para competir. No la intensidad ni la capacidad física y atlética de las que hace gala el Bayern, pero sí que, puntualmente, puede igualar esa actividad defensiva. Y que en ataque tiene más talento y más puntos. Es muy bueno Johnson, desde luego. Pero no es mejor, ni mucho menos, que Nedovic. Ni tiene los puntos que Fogg. Ni el acierto de Waczynski. Uno a uno, ellos no son mejores. Pero sí que han demostrado este año que saben trabajar más como un equipo. De ahí que hayan estado invictos en el Top 16. Y gracias a ello tienen a su favor un hecho que puede desequilibrar la eliminatoria: el factor pista.

Si el Bayern-Unicaja definitivo cambiara el Audi Dome por el Martín Carpena no tendría dudas de que el Unicaja lo tendría todo a su favor para pasar la serie. Pero no es así. Su regularidad tiene el premio de jugarse el tercer y definitivo duelo del Top 8 en su pista, con 6.000 alemanes que, a su modo, aprietan. La plantilla malagueña ya lo sabe. Y ayer viajó preparada, tras entrenarse a primera hora en el Carpena. Los jugadores están listos. Plaza, además, ha echado el freno. El lunes, entrenamiento de 35 minutos. Muy suave. Y ayer martes, de apenas una horita. El trabajo, como él dice, está hecho. Se trata más de liberar las piernas y, especialmente, aportar a la mente. En partidos tan especiales y tan importantes como el de esta noche todo es entrenable, aunque también hay un punto innato. Que cada uno trae de fábrica.

Brooks, a medio gas

Jeff Brooks es el hombre al que todo el mundo mira en el Unicaja. Preocupa su salud, porque el tobillo derecho está inflamado y tiene dolor. Hoy tendrá que ser infiltrado. Un pinchazo y anestesia local para pasar el dolor. Si el Unicaja jugase contra el Joventut, Brooks no jugaría. Pero éste no es un encuentro más. Y el americano, que va a más, será importante. A pesar de todo, Plaza aclaró que estará al «50 ó 60%» de su mejor nivel. Algo es algo.

De este partido se hablará la semana que viene, el próximo mes y a buen seguro que en junio, cuando se resumen las temporadas y se puntúen. Porque es clave y trascendental. La Eurocup trae un regalo inmenso, que es la Euroliga. Pero sólo para su campeón. Y el Unicaja tiene un camino largo aún, que hoy vive un momento trascendental. Lo de esta noche puede marcar el curso. Para bien o para mal. Así que fíjense... El Unicaja quiere «marcha». Y en Múnich la va a encontrar. Hoy sabremos de qué material está hecho el equipo. Si progresa o si sestea. Si se crece o se cae. Si nos ilusiona o nos decepciona. Es así de grande el baloncesto. El Audi Dome tiene la clave. A las 20.00 horas. ¡Que empiece ya!