Aún resuena en la mente de los 10.500 malagueños que llevaron en volandas al Unicaja al triunfo el pasado viernes en el Martín Carpena al Valencia el grito, al unísono, con el que la «marea verde» despidió a su equipo: «Sí se puede, sí se puede». Y se puede, claro que se puede. Si algo ha demostrado este curso el Unicaja es que es capaz de romper límites y cargarse todos los pronósticos posibles. Porque en el deporte, y mucho más en baloncesto, no existen los imposibles. Y el Unicaja, que ha ido creciendo exponencialmente en el último mes y medio, tiene ante sí una batalla descomunal, una gran final. La de la Eurocup. Con el premio gordo de la Euroliga. Y todo eso es mucho.

El Unicaja jugará este miércoles en La Fuente de San Luis ante el Valencia Basket el último partido de esta tremenda serie de la gran final de la Eurocup. El favoritismo recae sobre el equipo local, un Valencia que incluso fue líder de la Fase Regular de la ACB hasta esta pasada jornada y que ha sido el mejor de esta Eurocup.

Pero las sensaciones van por barrios. Y el imponente Valencia que barrió al Unicaja durante esta temporada, con hasta cinco victorias consecutivas, ha ido encontrándose, cada vez más, en un estatus similar al del Unicaja. El equipo de Joan Plaza rompió el gafe el viernes. Y ahora sabe que puede. Porque, además, en la historia del Unicaja este equipo ya ha demostrado que puede viajar a Valencia con toda la presión del mundo y volverse a Málaga con el triunfo.

El Unicaja ya sabe lo que es «saltarse» la historia y pasar por encima del factor cancha. Ya ha pasado dos eliminatorias así en esta Eurocup, además. Remontó ante el Bayern Múnich el triunfo inicial de los alemanes en el Audi Dome y le metió un 0-2 de manual al Lokomotiv Kuban ruso.

Pero es que la historia dice que el Unicaja ya sabe lo que es ganarle al Valencia Basket, allí en su pista de La «Fonteta», en condiciones de extrema necesidad. Y no lo ha hecho una vez, sino hasta en dos ocasiones. En las temporadas 2003/04 y 2008/09.

La zona de Scariolo y la Euroliga

El primer cruce contra el exPamesa que se resolvió a favor del Unicaja contando con el factor pista en contra se disputó en un momento muy delicado para la historia de la entidad de Los Guindos. Acabada la etapa de Bozidar Maljkovic, el club puso su proyecto en manos de Paco Alonso en el verano de 2003. El técnico dimitió cuando la competición había devorado un par de meses y su recambio fue Sergio Scariolo.

El italiano recompuso el equipo tras la espantada del pívot Victor Alexander -llegó Larry Lewis- y se metió en los play off acabando la Fase Regular en la sexta posición. El rival de cuartos fue el Pamesa Valencia del francés Rigaudeau, del argentino Montecchia y Oberto, del griego Dikoudis o del serbio Tomasevic. Un señor equipazo.

Era vital pasar, eliminar al Pamesa en cuartos y llegar a semifinales, porque de lo contrario, el Unicaja se hubiera quedado fuera de la Euroliga la siguiente campaña. No había ni licencias ni despachos. Había que ganarlo en la pista.

La eliminatoria fue preciosa y se resolvió en el quinto partido de la serie, en Valencia, después de que el Pamesa ganara los dos primeros choques en La Fuente de San Luis (91-80 y 82-66) y luego el Unicaja igualara la serie en el Carpena (86-81 y 69-58). Cada equipo había sido capaz de imponer el factor pista. Los dos se habían mostrado inexpugnables en casa, por lo que para el quinto encuentro, disputado una mañana de domingo, el Pamesa partía como candidato a disputar las semifinales. Y, peor aún, a garantizarse una plaza en la Euroliga. Por aquel entonces no existía el actual sistema de Licencias, y el Unicaja, si quería disputar la máxima competición continental, debía ganar al Pamesa. Uno u otro, los dos no podían jugarla. Como ocurrirá este miércoles. Y en ese quinto choque, el Unicaja ofreció toda una exhibición. Scariolo y su zona 2-3 mataron al Pamesa, con un extraordinaria pareja de americanos. Por fuera, Louis Bullock anotó 23 puntos. Por dentro, Larry Lewis aportó otros 20 más. Chuck Kornegay anotó 14 más y Berni Rodríguez 13. El Unicaja venció por 68-87 y le dio la vuelta a una serie a cinco partidos que comenzó perdiendo y en la que no partía como favorito.

Es el primer ejemplo. Porque en 2008/09 se produjo otra machada. El Unicaja y el Pamesa volvieron a verse las cara en un play off de la ACB. Era en cuartos. Como en esta final, al mejor de tres partidos. Y de nuevo con el factor pista para los levantinos. De nuevo el Valencia tenía un verdadero equipazo: Nando de Colo, Víctor Claver, Matt Nielsen o Kosta Perovic. El Unicaja de Aíto García Reneses partía como víctima. Y llegó el «Dowdellazo». En Valencia, en el estreno de la serie, el Unicaja, guiado por Omar Cook (20 puntos) y Gary Neal (20), llegó a los últimos segundos con un punto abajo. Y un jugador que no entraba en las quinielas, el americano Zabian Dowdell, se jugó la última posesión, tras un saque de banda, y anotó una bandeja sobre la bocina: 82-83. Fue increíble. La Fonteta enmudeció. El «Dowdellazo» propició un «Fontetazo».