Es, otra vez, el día, la hora y el momento. Ya vivimos esta sensación en Eurocup. Contra Bayern Múnich y Valencia. Incluso hace unos días, ante Iberostar Tenerife. De nuevo, hoy domingo, a las 18.30 horas, es ese día. Es esa hora. El mismo momento. Ganar o ganar. De lo contrario, el Unicaja echará hoy el cierre a la temporada. Un curso realmente positivo, en el que, 11 años después, se ha vuelto a levantar un título. Pero al que todos queremos darle aún más vida. Un partido más, unos días más.

El Unicaja cede 2-0 en la serie de semifinales ante el Real Madrid. De la buena imagen del miércoles se pasó al desagradable partido del viernes. Del Unicaja que estuvo en partido, que controló al Madrid, que defendió y que tuvo en su mano ganar el primer envite se pasó a una imagen opuesta. El Unicaja del viernes fue una caricatura. Fue un grupo de jugadores inconsistente, descreído, sin fe, sin mentalidad, sin confianza. Fue una broma de mal gusto. Un accidente, esperemos.

Hoy tiene en su mano darle la vuelta a estas malas sensaciones. Devolverle la ilusión al Martín Carpena. Ya sabemos que el baloncesto y el deporte cambian del día a la noche. Y ya sabemos que este Unicaja ha sido, durante buena parte de la temporada, el fiel reflejo de la irregularidad. Nos habíamos acostumbrado, desde que a comienzos de abril el equipo levantó la Eurocup, a ganar. A ganar y a ganar. No perdía, de hecho, el Unicaja dos partidos seguidos desde finales del mes de marzo.

Otra cosa es que el Unicaja haya perdido el hambre. Que las ganas quedaran saciadas tras eliminar al Iberostar Tenerife. Y que al ver al Real Madrid en el cuadro de semifinales, el vestuario haya soltado un suspiro y haya adelantado las vacaciones. Esperemos que no. Que, lo del viernes, fuera un accidente. Que el equipo recupere el espíritu y las ganas de defender. Que haya tensión y defensa. Contra Llull, Carroll y compañía.

El Martín Carpena tiene la palabra. El Palacio de los Deportes ha demostrado este año y a lo largo de su historia que es capaz de revivir a un muerto y de meterle mucha, muchísimas presión al rival. Y hoy, también, es su turno. A partir de las 18.30 horas, el Carpena debe ser una olla a presión. Debe asfixiar al equipo blanco. Y, a partir de ahora, que regrese el mejor Unicaja. El equipo peleón, entusiasta, atrevido y solidario que hemos visto esta temporada. El de los dos últimos meses. El de las grandes ocasiones.

El equipo malagueño no puede acabar así la temporada. Ridiculizado por el Real Madrid. Debe ganar hoy. Como ya hizo en la Fase Regular de la Liga Endesa. Como estuvo cerca de hacerlo el pasado miércoles en la capital de España. Ha de creérselo. Y ha de dar un paso más. No ser tan complaciente. No pensar en lo mucho y bueno que ha hecho este año. Si no en lo que todavía está por venir. En ganar hoy, en volver a hacerlo en el cuarto encuentro de la serie, en regresar a Madrid en el quinto partido.

Esperemos al mejor Unicaja. Y minimicemos al Real Madrid. No necesitó a Sergi Llull en todo su esplendor este viernes. Le bastó con un gran cuarto, con casi 10 puntos consecutivos. Luego Carroll tomó el relevo. Y al Unicaja se le hizo la noche. Y dejó de competir. Así que el Unicaja debe demostrar ahora en la pista. El discurso del «nos merecemos»...» se demuestra con hechos. Como el que se mostró en la Eurocup. Como el que hemos visto muchas veces ya. Así que demostrémoslo. Ganemos. Y ya se verá en el cuarto. Y si se cae, si la temperada acaba hoy, con honor. Sudándolo. Dándolo todo. Con la cabeza alta.