Perdió el Unicaja (ayer era lo de menos), pero lo hizo dando buena imagen, tuteando muchos minutos a un Olympiacos mucho más hecho -a pesar de sus bajas- y jugando un baloncesto atractivo y rápido que tiene pinta de que va a «enganchar» a la afición.

A pesar de la abultada diferencia final en contra, 17 abajo, lo cierto es que la mezcla de hombres y «niños» que puso ayer Luis Casimiro en la cancha dio una muy buena imagen los tres primeros cuartos. Lástima los 10 minutos finales, en los que el equipo se quedó sin gasolina y el rival aprovechó para dar el zarpazo final.

El Unicaja volvió a mostrarse más trabajado en ataque que en defensa, estuvo muy intermitente, jugó a tirones, le faltó sangre fría y le sobró precipitación. Lo mejor fue, sin duda, el espectacular partido del base Brian Roberts, que sumó 24 puntos ante su exequipo. Después de lo visto el verano pasado por estas fechas con Ray McCallum, no podemos ser demasiado optimistas, pero lo cierto es que el norteamericano dio un recital, sobre todo en la segunda parte.

En un día «especial», con más de medio equipo repartido por media Europa con sus respectivas selecciones nacionales, ver a los «cachorros» de Los Guindos era ayer el gran aliciente. Luis Casimiro metió en el cinco inicial a Javi Rodríguez (júnior de primer año) y a los dos jóvenes de la primera plantilla: Stilma y Okouo. Y no le fue mal. El equipo salió como un tiro. Con mucho acierto en ataque y un Okouo majestuoso, los verdes se pusieron 18-10, con triple incluido del canterano Rodríguez (hijo del exdirector deportivo verde, Juanma Rodríguez) en la cara del mismísimo Vasilis Spanoulis.

El Olympiacos se vino arriba cuando bajó la eficacia en ataque de los de Luis Casimiro. Los helenos llegaron a ponerse 5 arriba, 20-25 en el sprint final del primer cuarto, para llegar al minuto 10 con un apretado 29-31.

No volvió bien el Unicaja al partido en el segundo acto. Le costó más de tres minutos encontrar el aro rival y el Olympiacos lo aprovechó para irse de 7, 29-36. Tras un 31-42, un parcial de 9-2 devolvió al Unicaja al partido, aunque la desventaja al descanso era de 7 puntos, 40-47.

El tercer cuarto tuvo un nombre y un apellido: Brian Roberts. El base cajista se «cascó» 15 puntos en poco más de 5 minutos para darle la vuelta al marcador, 62-59. El choque estuvo más equilibrado, aunque a falta de 10 minutos eran los de David Blatt los que volvían a mandar en el marcador, 67-72.

Un triple de Spanoulis (67-77) obligó a Casimiro a pedir tiempo, tras los dos primeros minutos de juego del último cuarto. La salida de los griegos (0-9) decidió la suerte del partido, 67-81, con menos de 7 minutos para el bocinazo final. De ahí al final fue un quiero y no puedo del Unicaja, incapaz de rebajar la desventaja.

Hoy, Olympiacos-Real Madrid, desde las 20:00 en Manilva. Para mañana queda el Unicaja-Madrid.