Prueba superada. El Unicaja saldó con éxito la primera visita de su historia a Bar. Lo hizo sin una gran demostración de baloncesto, pero tampoco era necesaria. El calendario está muy apretado y aquí se trata de ir ganando partidos e ir cumpliendo objetivos. Si es con excelencia, mucho mejor. Pero si no, nada que objetar. Sumar? y punto.

El modus operandi ideal en competición europea es muy claro: ganar todo lo que juegas en tu casa y sumar una victoria a domicilio. Con esta ecuación, el éxito lo tienes asegurado. Al Unicaja se le escapó hace 15 días la primera opción de sumar a domicilio, en su visita a Lituania. Esta vez, en Bar, en la costa del Adriático, no dejó pasar su segunda oportunidad.

No fue fácil ganar en Montenegro, por mucho que el marcador final de 85-96 diga lo contrario. Para asaltar la coqueta cancha balcánica hubo que remar y remar hasta el último cuarto. Es verdad que los de Luis Casimiro dominaron cómo y cuándo quisieron, que tuvieron siempre el partido controlado y que nunca peligró el triunfo. Todo eso es verdad. Pero, ¡qué difícil es ganar fuera de casa en Europa! ¡Qué difícil!

El Unicaja era favorito y lo demostró. Y es que la diferencia, a día de hoy, entre Mornar y Unicaja, es la de dos equipos con realidades deportivas diametralmente opuestas. Porque el Unicaja ganó a su rival por una pura cuestión de talento y de recursos humanos. Justo las dos principales carencias que tiene este Mornar montenegrino, al que le falta algo de clase y también recambios que salgan desde el banquillo y aporten minutos de calidad. Así, lo del rival fue un quiero y no puedo ante un Unicaja en el que si no era Jaime Fernández, era Waczynski y si no, Shermadini.

La verdad es que fue un partido cómodo. El Mornar enseñó los dientes en el arranque, 11-6, pero sin dar sensación nunca de amenaza seria. Mediado el primer cuarto, el Unicaja ya se puso por delante. Shermadini y Jaime Fernández lideraron ese primer estirón en el marcador, 23-27.

La dinámica fue muy similar en el segundo cuarto. El Unicaja sufrió muy poco, 29-29. Sin aparente esfuerzo, el equipo cajista empezó a poner distancia en el marcador. Su superioridad en el rebote, su porcentaje de acierto elevado en los tiros de 2 puntos y su habilidad en la circulación del balón le valió para irse de 12, 31-43, que al descanso se quedaron en 10, 37-47. El 7 de 14 en tiros libres fue el único lunar de los primeros 20 minutos en Bar.

El tercer cuarto no sirvió tampoco para cerrar el partido. La sensación de superioridad y de tener controlado el partido fue la misma de los dos primeros cuartos, pero el Mornar, con un baloncesto rápido, vertical, aunque abusando quizás del tiro de 3, no le perdió en ningún momento la cara al partido. El 61-67 del minuto 30 dejó todo por decidir para los 10 minutos finales.

En el momento de la verdad, apareció la mejor versión del polaco Adam Waczynski, con dos triples y un «casi» triple, pisando la línea de 6.75, para poner a los cajistas 13 arriba, 64-77. Los montenegrinos ya no aguantaron más. Sacaron la bandera blanca y el final del partido fue un monólogo cajista rozando los 20 arriba, que al final se quedaron en 11, 85-96.

Ahora, con 2-1 en la tabla tras tres jornadas, el Unicaja ya está encaramado a la zona alta de la clasificación y tiene a tiro el liderato, la próxima semana, con la visita del ahora primero, Unics Kazan del viejo conocido Jamar Smith al Martín Carpena. Queda todavía un poco lejos, pero ¡vaya partidazo! que nos espera el martes en el Palacio. Casi, casi, de Euroliga.

FICHA

Mornar Bar (23+14+24+24): Micovic (10), Koenig (19), Rebic (7), Vranjes (13), Lukovic (9) -cinco inicial- Carrington (9), Mugosa (-), Pavic (9), Vujosevic (2), Waller (5), Pavicevic (-) y Mornar (2).

Unicaja (27+20+20+29): Roberts (9), Jaime Fernández (14), Milosavljevic (7), Wiltjer (11), Shermadini (26) -cinco inicial- Díaz (-), Suárez (-), Lessort (11), Díez (3), Salin (2) y Waczynski (13).

Arbitros: Koromilas (GRE), Reiter (ALE) y Rossi (ITA). Sin eliminados.

Incidencias: Partido de la tercera jornada del grupo D de la Eurocopa disputado en el Sportska Dvorana Topolica de Bar (Montenegro) ante 1.713 espectadores.