El Unicaja puso fin a su excelente racha de siete triunfos consecutivos al caer este sábado por la noche en la pista del San Pablo Burgos (88-79). El equipo malagueño sólo defendió a ratos y estuvo lastrado por su horrible porcentaje de tiro en el perímetro (6 de 30). Sin triples, una de las principales vías de anotación de este Unicaja, con dos malas salidas a pista en el primer y el tercer cuarto, una defensa muy mejorable y errores puntuales en momentos clave, el cuadro malagueño hincó la rodilla tras siete victorias sin fallo, y cosechó su segunda derrota en siete partidos en la ACB.

Debe aprender el Unicaja a subsistir en esta nueva vida que le ha tocado vivir sin Alberto Díaz. El malagueño es la piedra filosofal de la defensa verde. Sin él, todo es más complicado. Porque Alberto empuja y contagia en defensa. Sin ese espíritu, el Unicaja y Luis Casimiro Palomo deben buscar otras alternativas y opciones. El Unicaja eligió cuándo defender en Burgos y eso es muy peligros. Porque allí la gente araña y Epifanio tiene una plantilla muy compensada y apañada. Peor que la del Unicaja, pero si sólo defiendes a ratos y baja la producción ofensiva, el cuadro verde va a sufrir mucho. En Burgos, que tiene pinta de llegar a la Copa del Rey, se cayó más por los problemas en ataque que en defensa. Aunque al final, todo está enlazado, por supuesto.

La salida a pista del Unicaja fue desconcertante. En realidad, los 15 primeros minutos de partido fueron un bastante sonrojantes. Quizá, los peores del equipo malagueño. Muy blanditos atrás y desacertados en ataque, el 1/9 en triples era una losa imposible de levantar. Y eso, quizá, contaminó al equipo en defensa, donde se abandonó. Burgos marcó máxima (24-16) tras máxima (29-17) para irse 12 arriba. Mucha diferencia mediado el segundo cuarto.

Casimiro encontró una buena solución juntando en pista a Roberts y Jaime. Como «dos», el madrileño, mucho más liberado, pudo hacer su juego. Wiltjer se sumó a la causa y Salin puso la muñeca a funcionar. El Unicaja, ahora sí, se aplicó en defensa. Thompson (11 puntos al intermedio y 21 al final) dejó de fabricar y una «bomba» de Salin igualó el encuentro: 33-33. El equipo malagueño había regresado al partido. A pesar de sus malos porcentajes de tiro y de no controlar el rebote (20-15 en contra) se minimizaron los daños al descanso: 38-37. Ahora se trataba de dar continuidad a la buena recta final del segundo acto.

Pero lo que sucedió fue exactamente lo contrario. El Unicaja que salió a pista en el tercer acto era el mismo que había comenzado el partido. Despistadísimo en defensa, sin tensión ni concentración, el San Pablo lo aprovechó para volver a poner una sabrosa renta a su favor: 47-39. No hubo forma de reconducir la situación porque cuando Jaime entró en pista, con 10 abajo y con Thompson con tres faltas personales en el banquillo, Fitipaldo anotó dos triples y dejó al equipo malagueño muy tocado al final del tercer acto: 62-53.

El Unicaja estuvo en la senda correcta durante algunos minutos (64-59), pero esta vez no tuvo fortuna con un triple de Barrera y otro de Fitipaldo, bien punteado. Tuvo varias oportunidades el Unicaja de engancharse al partido de nuevo. Pero sucedieron cosas incomprensibles... extrañas.

Salin perdió una bola tonta que él había robado. Armó un contragolpe con ventaja de tres a dos de jugadores verdes, pero se metió en un agujero de dimensiones colosales que le llevaron a cometer una infracción. Suárez se fue al banquillo en un momento en el que estaba muy dulce. Casimiro buscaba más puntos en ese momento y no acaba de gustarle que Wiltjer juegue como «tres». Quizá hubiese sido una buena opción para probarlo en ese momento, porque los aleros del equipo, excepto Dani Díez, estaban desaparecidos en combate. A Milosavljevic lo castigó Casimiro por defender con la mirada a Cancar en el arranque del tercer acto. Waczynski disputó, probablemente, uno de sus peores encuentros con la camiseta verde: -6 de valoración para «King Kong», y ni un solo punto en su casillero. Difícil de recordar una actuación sin puntos.

Roberts es otro de los que no apareció, más allá de sus 5 puntos en el arranque, el base malagueño se pasó el partido fuera de cobertura, quizá por ese golpe que recibió en la boca del estómago de Kravtsov. Lo cierto es que el americano vino a Málaga para ejercer de líder, y anoche se limitó a pasarle la bola a Jaime Fernández (11 asistencias para el madrileño). Para colmo, en uno de sus pases permitió a Thompson robar, correr y machacar solo. Con el Unicaja en pleno achuchón, Lessort falló dos tiros libres en una antideportiva... Todo lo que pudo salir mal salió: 81-71. En el carrusel de tiros libres, el Unicaja infló sus números y acabó con 79 puntos. Fin a una excelente racha de siete partidos consecutivos. Toca levantarse. Esta semana, Rytas y Breogán.

La estadística del partido, aquí.