El gran momento que atraviesa Jaime Fernández le permitió al Unicaja volver a la senda del triunfo en la Liga Endesa, tras su tropiezo en Burgos, derrotando por 78-72 al Breogán. No fue el mejor partido del equipo malagueño. Ni el más inspirado. Es más, probablemente, fue el más anárquico de los verdes, el menos vistoso de los que ha jugado este curso en el Martín Carpena. Sin encontrar estabilidad ni control en el juego ante un Cafés Candela Breogán que luchó hasta el último segundo, el Unicaja se encomendó a su mejor arma, a Jaime Fernández. Y los gallegos, no tienen a un jugador tan desequilibrante. Ni de lejos. Esa fue la gran diferencia, porque el base madrileño volvió a echarse al equipo a las espaldas. Anotó 11 de los 13 últimos puntos del Unicaja y firmó números de MVP de la jornada: 24 puntos, siete asistencias y 35 de valoración.

El Unicaja sobrevivió gracias a Jaime. Superado ampliamente en la lucha por el rebote (31-45), con menos asistencias que su rival (14-17), mal desde el triple (28%), con una deficiente circulación de balón, sin encontrar a sus pívots... El Unicaja tuvo que echarse en los brazos de Jaime, para que él le llevara a la sexta victoria liguera en ocho jornadas en la ACB. El triunfo menos vistoso del curso en el Carpena. Pero también hay que ganar este tipo de partidos...

Después de una salida a pista con intercambio de canastas, con 10-10, Casimiro hizo los primeros movimientos. Buscaba defensa y movilidad, con la entrada de Salin y Lessort. Encontró ahora el Unicaja más opciones, bajo el liderazgo de Jaime Fernández, que dejó el partido con 17-12 a 1:56 del final del primer acto antes de irse al banco. El 22-16 dio paso a un arranque del segundo cuarto realmente caótico: errores en el tiro, pérdidas, malas decisiones, árbitros sin silbato... Tres minutos y pico soporíferos y poco dignos para la ACB.

Roberts sacó del letargo el partido, con un alley oop a Lessort, que hizo lo que más le gusta, colgarse del aro. Luego el base anotó una canasta en suspensión y Suárez, con un triple, firmó el 29-20, a 4:49 del descanso. Era la máxima para los cajistas. Sin hacer nada del otro mundo, el equipo llevaba un tercio más de puntos que el rival, manteniendo en pocos puntos, además, al cuadro lucense.

Tras el tiempo muerto, Casimiro le dio minutos a Viny Okouo, que no jugaba desde hacía más de un mes -9 de octubre en el Unicaja-Skyliners-. El resultado fue que Cvetkovic afinó su fusil y obligó al entrenador verde a parar el encuentro (29-26). Esa parada por «boxes» enmendó la situación de nuevo para los cajistas. Jaime anotó un par de bandejitas marca de la casa e incluso Viny arañó una canasta cerca del aro. Sobre la bocina, Waczynski puso el 39-28 al descanso. Era la máxima verde.

Llegó a los 13 (41-28), tras la canasta inicial de Wiltjer. Luego Casimiro se mosqueó con Shermadini. Unos dobles en ataque, continuadas de una mala defensa sobre Jordan y un rebote birlado por Brown llevaron al manchego a mandar al banquillo al gigante verde apenas tres minutos después de arrancar el cuarto. Y lo peor es que el equipo verde entró luego en una especie de trance. Sin control, sin concentración, con poca intensidad, el Unicaja estuvo como fuera de cobertura durante unos minutos. Tiempo que aprovechó Breogán para acercarse: 46-40.

No fue capaz ya el Unicaja de volver a marcar distancias. Al contrario, el equipo entró en un periodo de anarquía, de apatía, de una falta de concentración alarmante. No hubo forma de hilar un par de minutos de contundencia. Y Breogán lo aprovechó. Para colmo, el equipo cajista volvió a exhibir sus problemas en el rebote defensivo. Los gallegos tuvieron dobles oportunidades y se situaron a sólo dos, tras una extraña antideportiva señalada a Salin: 50-48. Tres tiros libres de Suárez dejaron el 53-48 al final del tercer parcial.

El Unicaja se aplicó atrás, a pesar de que Redivo encontró dos triples bien punteados. En ataque, le costó mucho ver aro, aunque tiro libre a tiro libre se mantuvo arriba, pero sin grandes diferencias. Un robo de Jaime Fernández dio más tranquilidad a la parroquia malagueña: 63-54. Pero el partido ya estaba «feo». El problema en el rebote se enquistó. Y lo peor ahora es que el Café Candelas Breogán, cuando reboteaba atrás, corría y anotaba muy fácil: 65-60 a 4:26 del final.

Jaime Fernández tomó de nuevo las riendas del Unicaja. Quién si no... Una canasta más adicional, una «bombita» y dos tiros libres permitieron al Unicaja anotar siete puntos seguidos, en un momento muy delicado, y todos de la mano del madrileño: 72-64, a 2:24. Pero el Breogán siguió siempre apretando: 72-68. Shermadini, tras fallo, fue capaz de cazar un rebote en ataque e ir a la personal: 74-68 a 1:20. Pero Roberts aún le puso «pimienta», regalando dos tiros libres tras errar un tiro. Cvetkovic, el mejor de los lucenses, puso el 74-70 a 42,5 segundos. Jaime siguió a lo suyo. 11 puntos de los 13 últimos. Y victoria del Unicaja por 78-72. No fue la mejor ni la más bonita. Pero vale igual que cualquier otra.

Las estadísticas del partido, aquí.