El Unicaja comienza a recuperar hoy la normalidad. Han sido 10 días demasiado raros en la dinámica habitual de una temporada. Eliminado a las primeras de cambio en la Copa del Rey, el equipo tuvo viernes, sábado y domingo de descanso, para trabajar en cuadro durante cinco días en Málaga y volver a tener el fin de semana de asueto. Tan sólo Ryan Boatright, Brian Roberts, Dani Díez, Carlos Suárez y Viny Okouo han podido realizar trabajo de tecnificación en el Carpena, donde los lesionados Alberto Díaz y Jaime Fernández han seguido caminos paralelos para recuperarse.

El equipo ha tenido a seis jugadores fuera jugando con sus respectivas selecciones. Por fin, durante la jornada de hoy está previsto que ya puedan entrenarse o bien aterricen todos ellos menos Adam Waczynski. El polaco, a pesar de validar su billete mundialista la pasada semana, aún jugó un nuevo partido ayer lunes frente a Holanda, por lo que será el último en llegar a Málaga.

Sí que estarán ya en la ciudad los mundialistas Dragan Milosavljevic, Kyle Wiltjer y Mathias Lessort. Los tres, al igual que Waczynski, han ayudado a sus países a clasificarse para el Mundobásket de China 2019. Está por ver si sus respectivos seleccionadores, una vez que puedan contar con los jugadores de la NBA y la Euroliga, les citan para el Mundial.

Quienes llegan sin haber cumplido sus objetivos, aunque también con grandes actuaciones personales, son el finlandés Sasu Salin (14 puntos a Serbia y 8 a Rusia) y el georgiano Giorgi Shermadini (26 puntos y 15 rebotes contra Grecia y 22 puntos y 15 rebotes ante Estonia). Todos ellos, además del canterano Morgan Stilma, podrán estar ya operativos.

Y ahora se trata de revertir las malas sensaciones que provocó el primer parón de las «Ventanas FIBA» hace unos meses. El cuerpo técnico y la plantilla han de tomar buena nota del bajón que vivió el equipo malagueño tras ese parón por compromisos internacionales para modificar la conducta y salir reforzados de este segundo parón.

Cuando el calendario de la FIBA obligó al Unicaja a parar el 24 de noviembre, tras ganar al UCAM, nadie podía imaginar qué iba a pasar después. El Unicaja estaba como un tiro, daba gusto verle jugar, algo que hacía casi de memoria, a la carrera, divirtiendo al Carpena y dejando excelentes sensaciones. Y es que desde que arrancó la Liga el 28 de septiembre hasta que disputó ese encuentro con el UCAM, los verdes disputaron 18 partidos, entre ACB y Eurocup, con la sensacional marca de 15 victorias y sólo tres derrotas.

Si embargo, el parón provocó un trágico cambio de registro. El Unicaja, desde entonces, no ha vuelto a ser el mismo, salvo en contadas ocasiones. Aquellos 14 días sin partidos provocaron que, a la vuelta, el Unicaja perdiera dos consecutivos, en las pistas del Joventut (93-86) y del Unics (87-84). El propio Luis Casimiro confesaba entonces que la «Ventana FIBA» había provocado una desconexión. «La sensación es que estábamos de pretemporada, cometiendo los mismos errores, sobre todo a nivel defensivo. Es un tema a nivel mental. Debemos tener empatía, ponernos en lugar de los jugadores. En dos días te cambian de equipo, con otra forma de trabajar, te piden otras cosas... Eso trastoca a cualquiera. Somos personas, no es excusa, pero el parón de las selecciones nos afectó bastante», llegó a confesar el técnico.

Esta vez pasarán 17 días desde la decepción copera ante el Tenerife hasta el partido ante el Baskonia, previo al decisivo y crucial play off de cuartos de final ante el Alba Berlín, al mejor de tres partidos. Y el equipo debe aprender la lección de lo que pasó en la primera «Ventana FIBA». Porque esta vez está prohibido volver a fallar.