El Unicaja va en serio en Valencia. ¡Qué gran noticia! El equipo de Luis Casimiro la quiere liar en esta novedosa Fase Final liguera y el primer partido le ha valido para mostrar al "universo ACB" que después de tres meses metidos en casa, los verdes tienen hambre y ganas de competir al máximo nivel. La Eurocup se escapó en los despachos por culpa del COVID-19, pero la Liga Endesa es un objetivo real y está solo ya a 6 partidos de distancia. Tan cerca, que empieza a dar vértigo.

El Iberostar 70- Unicaja 83 no es "solo" una gran victoria ante uno de los equipos revelación de esta temporada. Tampoco es solo un feliz regreso al baloncesto de competición para el Unicaja. Lo de este miércoles es un triunfo clave para encarar esta Fase Final de la ACB con opciones reales de estar en las semifinales del domingo 28. Y es que en una liguilla de solo 5 partidos, ganar el primero te posiciona con una gran ventaja, mientras que haber perdido... mejor ni pensarlo.

Después de tres meses sin competir, había mucha incertidumbre por ver qué Unicaja nos íbamos a encontrar en La Fonteta. Pues fue un Unicaja imperial. Trabajador en defensa, acertado en el tiro exterior y con las ideas claras en ataque. Una versión increíble e ilusionante a partes iguales.

Es muy evidente que el equipo ha ganado potencial con los últimos fichajes llegados justo antes de la pandemia de marzo. Con Mekel en la dirección, Bouteille en el perímetro y Simonovic dando descansos de calidad a los interiores, este Unicaja tiene más pegada, más talento y mucho más peligro que el que arrancó la temporada, diez meses atrás. Sobre todo en ataque, a pesar de la ausencia de Jaime Fernández, la gran baja verde para esta fiesta final de temporada y de Ejim, que fue finalmente el descarte, junto al canterano Pablo Sánchez.

Esta vez los excajistas del Iberostar no hicieron tanto daño como en la cita liguera del Carpena. Tuvieron sus chispazos los tres, pero no fueron la amenaza que se podía esperar. Parar a Huertas era otro objetivo primordial para ganar al CB Canarias. Y el Unicaja lo hizo. A él y también a Shermadini, al que Casimiro le puso todas las trampas que pudo con Gerun, con Rubén y con Elegar. Lo de jugar con dos bases en el tramo final del tercer cuarto, cuando los canarios más quisieron apretar, fue otra decisión del técnico verde que ayudó mucho a la victoria final.

La verdad es que fue un partido casi perfecto. El Unicaja salió como una moto. Como si no hubiera pasado el tiempo desde el último partido de Badalona. Con un acierto descomunal y un buen trabajo en defensa, el equipo verde se fue en el marcador, 4-15. Mención especial para Bouteille, con 7 puntos en ese primer cuarto. El Iberostar mejoró en defensa con su segunda unidad en pista. Sin Huertas ni Shermadini, los canarios se pusieron a 2, 19-21. El Unicaja reaccionó con un triple de Waczynski y un 2+1 de Brizuela y volvió a irse, 25-36. Tras una máxima de 15 arriba, el partido alcanzó el descanso con 32-43 y una sensación de superioridad de los cajistas tan absoluta como inesperada.

Amenazó el Iberostar tras el descanso con igualar el partido hasta tres veces, 40-48, 48-55, 52-57. Pero Casimiro optó por la opción de los dos bases juntos y, con un gran Waczynski, el Unicaja retuvo las ansias de remontada del rival y el partido alcanzó el último cuarto con 54-62 para los verdes.

Los últimos diez minutos fueron un paseo para los de Los Guindos. La diferencia se fue a 18, 56-74. El Unicaja se relajó por primera vez en el partido y el rival lo aprovechó para "maquillar" el marcador hasta el 70-83 final.

Con los deberes hechos, el Unicaja inicia a partir de ¡ya! la preparación del duelo del viernes ante el Barça (18.30 horas), el segundo de esta liguilla de este grupo A. Será otra final, aunque el estreno triunfal frente al Iberostar le resta ahora dramatismo. Ganar a los culés pondría a los verdes con un pie en "semis". Una derrota le daría todavía margen de maniobra en las tres últimas entregas del grupo. A ver qué pasa. De momento, todo es felicidad.