El Unicaja, poco más de una semana después de acabar la temporada, tiene ya construida la plantilla del próximo proyecto 2020/2021. Y es que con el fichaje ya cerrado de Tim Abromaitis y la renovación apalabrada con Waczynski, Luis Casimiro cuenta ya con 13 jugadores con contrato en vigor para el próximo curso.

Cuando el Unicaja acabó su último partido de la Fase Final de Valencia ante el RetaBet Bilbao, el pasado 25 de junio, la plantilla contaba con 10 jugadores asegurados para el próximo curso: Alberto Díaz, Jaime Fernández, Darío Brizuela, Francis Alonso, Axel Bouteille, Dragan Milosavljevic, Carlos Suárez, Deon Thompson, Volodymyr Gerun y Rubén Guerrero.

Desde entonces, el club de Los Guindos ha cerrado tres operaciones: la renovación ya confirmada oficialmente del base israelí Gal Mekel, el fichaje ya consumado, aunque no oficializado, del ala-pívot estadounidense Tim Abromaitis, y la renovación todavía por anunciar del alero polaco Adam Waczynski. Tres gestiones que elevan a 13 el número de jugadores con contrato en vigor, uno más de los permitidos para inscribir en cada partido.

Con el Unicaja perfectamente equilibrado: dos bases, tres escoltas, tres aleros, dos ala-pívots y tres pívots (con este plantel Deon Thompson pasará a jugar mayoritariamente de «5»), resulta curioso que aparezcan estos días tantas informaciones vinculando a otros jugadores con el conjunto verde, en el que literalmente no hay espacio para más fichajes.

Que se busque un temporero para el juego exterior tiene su lógica porque Dragan Milosavljevic lleva un año sin jugar y es evidente que tardará en recuperar su nivel. Él es un jugador físico y necesitará su tiempo para poder ser el de antes. Se puede entender, por lo tanto, que se busque un alero para ayudar algunos meses hasta que «Gagi» vuelva a estar a tope, lo que tiene menos explicación es que se quiera traer un escolta (como se ha apuntado en las últimas horas), con Brizuela, Jaime Fernández (también en proceso de recuperación, pero de una lesión menos grave que la del internacional serbio) y Francis Alonso -con el que se cuenta para el próximo curso... o al menos eso es lo que dicen los rectores del club-, los tres con contrato en vigor.

Otra cuestión que parece imposible ahora mismo es la de fichar un pívot. También se han vinculado nombres de centers con el Unicaja en los últimos días, pero ¿en lugar de quién? ¿Se va a apostar por tener cuatro pívots? ¿Hay minutos para repartir en el juego interior entre seis jugadores de pintura?

La verdad es que parece ilógico que el club, en un verano de restricciones económicas, con un futuro incierto por la crisis sanitaria y en la que todo se está negociando a la baja (las renovaciones de Casimiro o Waczynski son dos buenos ejemplos), apueste por una plantilla con 14 o más jugadores, que obligue cada semana a realizar dos o tres descartes en las convocatorias. No tendría mucho sentido.

Es verdad que al club le llegan ofrecimientos a diario y que la obligación del director deportivo, Manolo Rubia, es rastrear el mercado para ver qué puede haber para mejorar al plantel cajista. Pero fichar otro pívot para sumar seis en la plantilla 2020/2021 suena a utopía.

Salvo que el Unicaja llegue a un acuerdo de cesión o de traspaso con Thompson, Gerun o Guerrero, el Unicaja no fichará a ningún pívot. Y si lo hace, deberá explicarlo muy bien porque sería un gasto extra en pleno proceso de reducción de costes.

A nadie se le escapa que en lo estrictamente deportivo, un «5» más determinante sería sumar más «madera» al próximo proyecto cajista, supondría dar un evidente salto de calidad y haría de los verdes un equipo mucho más competitivo, pero es que como ha quedado claro por todo lo expuesto anteriormente, no hay literalmente hueco para nadie más. Ni hueco ni dinero para que el que venga mejore lo que hay... salvo que Deon Thompson o Gerun salgan en las próximas semanas del equipo (a Guerrero lo quito de esta terna porque es de la casa y es normal que se apueste por él). Y de momento, no parece una opción viable.