Con suspense hasta el final, sin excesivo brillo, pero con merecimiento. Así sumó este Domingo de Ramos el Unicaja su victoria número 12 de la temporada en la Liga Endesa. Un triunfo después de 40 minutos de pico y pala, con aciertos, pero también demasiados errores, que impidieron al Martín Carpena disfrutar de la victoria hasta el mismo bocinazo final.
Después del fiasco del martes pasado en Manresa, y poco más de 48 horas antes de volver a verse las caras con los catalanes en la segunda entrega de los cuartos de final europeos, esta vez en el Carpena, el equipo supo sufrir ante un MoraBanc que demostró en Málaga que no está en su mejor momento, pero que dio guerra hasta el final. Los del Principado, con 76-74, después de ir todo el partido por detrás, atacaron a 9 segundos del final para empatar o ganar. Pero el más listo de la ACB, Alberto Díaz, provocó una falta de ataque que acabó con las opciones de una remontada de los visitantes que tampoco hubiera sido justa. Todo hay que decirlo.
El Unicaja no estuvo especialmente bien. Muy intermitente, tuvo a su rival en la lona tres o cuatro veces, pero no supo rematarlo. Es algo que ha pasado varias veces esta temporada y que hay que corregir sí o sí. Hay jugadores que están por debajo de lo esperado y cuesta a veces encontrar un buen cinco en pista que dé atrás y dé también en ataque. Contra rivales exigentes se nota más. Contra los de la zona baja de la clasificación, casi siempre vale.
Esta vez todo son buenas noticias. Y es que además de la victoria, volvio, ¡¡por fin!! Jaime Fernández. Su actuación fue poco más que testimonial, pero su rol irá ganando minutos e importancia en los próximos partidos para suerte de un Ibon Navarro que estaba esperando esto casi desde el mismo día que cerró por teléfono su fichaje por el cuadro verde.
La victoria contra el equipo del Principado cierra de manera definitiva cualquier atisbo de duda sobre una ya descartada lucha por evitar el descenso. Hay muchos equipos detrás y cada semana están más lejos. Está por ver si estas últimas victorias ligueras (4 en las últimas 5 jornadas) valen algo más que para no sufrir. El play off está algo lejos, pero mientras las matemáticas digan que sí, habrá que tener esperanza.
El partido tuvo más emoción que calidad. Hubo intercambio de golpes en el arranque. Los ataques fueron mejores que las defensas y el marcador lo "agradeció" con 46 puntos en solo 10 minutos. Tim Abromaitis fue el más acertado de los verdes, que tuvieron problemas para rebotear, lo que impidió que la diferencia fuera mayor del +6 del minuto 10, 26-20.
Con Jaime Fernández ya de vuelta en la pista tras dos meses lesionado, el Unicaja mejoró su juego en un segundo cuarto en el que marcó distancias poco a poco con su rival. Las rotaciones de Navarro respondieron y a menos de 5 minutos para el descanso el equipo ya estaba 11 arriba, 39-28. La renta se fue incluso a los +14, 42-28 antes de que unos y otros fueran al vestuario a descansar con un algo más equilibrado 45-35 en lo alto del electrónico. Partido plácido y sin grandes exigencias hasta ese momento para un Unicaja muy cómodo ante los del Principado.
Guerrero se cargó con la cuarta falta nada más empezar el segundo tiempo. Brizuela asumió el protagonismo en ataque y el Unicaja mantuvo su renta cómoda en torno a los 10 puntos. Los verdes tuvieron problemas para rebotear, pero el rival falló muchos tiros libres y eso ayudó a mantener la situación controlada. Un 2+1 de Olumuyiwa puso al MoraBanc a 6, 51-45. Pero los de Navarro no se descompusieron y aunque alternando errores con aciertos fueron capaces de contener a un rival que nunca vio opciones claras para remontar. El partido entró en los 10 minutos finales con parte del trabajo hecho, 64-57, pero todavía sin margen para la tranquilidad absoluta de un Carpena muy frío sin la música de la charanga.
El Andorra asustó en el inicio del último cuarto. Parcial de 0-4 y los del Principado más cerca que nunca de un Unicaja sin ideas, 64-61. Navarro recompuso su cinco con Alberto y Brizuela. Lo pasó mal el equipo, con demasiados fallos en ataque que dieron vida al rival. Tres tiros libres de Alberto le dieron oxígeno al equipo, a 7 del final, 67-61. Tampoco fue la escapada definitiva. Un par de ataques mal fabricados, con falta de circulación del balón los penalizó y el MoraBanc se colocó a 3, 71-68. Navarro sentó a un Brizuela poco generoso en ese tramo, el equipo controló mejor sus ataques, pero dejó la sentencia definitiva para los dos últimos ataques. A 10 segundos, el Andorra se puso a 1, 75-74. Francis falló uno de sus dos tiros libres a 9 segundos del final, 76-74. Entonces llegó esa jugada de pillo de Alberto para recuperar el balón con la falta de ataque del MoraBanc, que a la desesperada forzó una última falta a Brizuela, que sentenció el marcador con el 78-74 final. Con sufrimiento también valen.