24 de junio de 2022. Cerca de dos millares de migrantes subsaharianos intentan entrar en bloque en España por la frontera de Melilla. Pero la avalancha es detenida con contundencia por la por las fuerzas marroquíes que actúan con porras, gas lacrimógeno y pelotas de goma, además de un centenar de guardias civiles, al otro lado de la frontera. 133 migrantes consiguen entrar a España, pero las imágenes muestran a decenas de cuerpos sin vida o malheridos. Un año después, ni siquiera se sabe cuántas personas realmente murieron. Marruecos solo reconoce 25 muertos, 23 subsaharianos y dos gendarmes. Pero organizaciones humanitarias elevan la cifra a 37. Y se teme que puedan ser muchos más.

Algunos de los cuerpos de los fallecidos permanecen en la morgue de la ciudad de Nador sin identificar, ante las trabas impuestas para viajar y acceder a las pruebas de ADN.

Hace seis meses la Fiscalía española archivó la causa exonerando la responsabilidad al Ministerio del Interior y la Guardia CiviL en la masacre de la valla de Melilla.