Sobrevolando las cumbres de Arafo y Candelaria nos adentramos en la cabeza del incendio. Aquí, rodeadas de una ingente masa forestal, están las llamas que ni el humo ni la distancia logran ocultar. Es tanta la fuerza que tienen que, incluso, evaporan el agua que lanzan los medios aéreos. Está siendo muy complicado enfrentarse a este fuego que ha obligado a desalojar a algunos vecinos y pone a otros en alerta. Preocupa el avance de las llamas hacia el norte donde ya se propagan focos secundarios y tratan de evitar que llegue hasta núcleos habitados. Al mismo tiempo también se trabaja para que las llamas no desciendan por la ladera del barranco, ya que esto abriría su capacidad de destrucción. Zona de difícil acceso pero de rápida propagación en un día de aire seco y altas temperaturas en el que el fuego ha coronado la isla.