­Aunque no son pocos quienes finalmente deciden no hacer nada, siempre que llega el verano nos hacemos multitud de propósitos. Hablamos con los amigos de aprovechar las vacaciones para hacer esto y lo otro, pero, sobre todo, para leer a toda costa (nunca mejor dicho) la media docena de libros que tenemos apilados en la mesilla de noche esperando el momento adecuado para enfrascarnos en su lectura.Ahora bien, lo difícil viene cuando tenemos que elegir uno o dos libros de la pila para meterlos en la maleta.La lectura no es, desde luego, una ciencia exacta, pero preferimos no meter la pata con los libros que hemos decidido llevarnos con nosotros de viaje.

Está claro que los libros, como ciertos políticos, pueden decepcionarnos. Y, por supuesto, nosotros a ellos. A veces nosotros tampoco estamos a la altura del libro escogido. El caso es que hay lectores a los que les gusta salir de vacaciones muy bien equipados, como si se dispusieran a partir para un largo viaje, como la escritora argentina Vlady Kociancich: «Peparo mis lecturas estivales como el explorador del siglo XIX que se internaba en el corazón de África. Por miedo de que en los libros nuevos, livianos y de tapa blanda, que virtuosamente preparo, haya tan poca literatura como en una cantimplora agujereada,metoen el bolso un volumen (mejor dos) de las obras completas de algún clásico. Hermana de Nabokov en la obsesión, leo con diccionario, y aunque me jure no, esta vez no, me llevo uno».

Nadie duda de que la lectura es, en sí misma, un viaje, como señaló Jules Renard: «Entramos en un libro como en un vagón de tren, con miradas atrás, vacilaciones, el fastidio de cambiar de asientos y de ideas.¿Cómo será el viaje? ¿Cómo será el libro?». En verano uno está preparado para la lectura, no para los libros. Cuesta decidirse por un libro. Sobre esto, cabría recordar aquello que decía Kafka: «Pienso que sólo debemos leer libros que muerdan y pinchen. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos con un puñetazo en la cara, ¿para qué molestarnos en leerlo?».

Lo mismo les ocurre a los lectores de Stephen King. Necesitan algo que les golpee en la cara o les muerda en el cuello.

Para los que todavía no tengan claro qué leer este verano, pueden optar por un libro que tenga en el título cualquiera de estas palabras: verano, sol, mar, arena, playa. Jamás invierno, nieve, frío o hielo. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro. Lean, por ejemplo, Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini, La catedral del mar, de Ildefonso Falcones o Tiempo de arena, de Inma Chacón. Pero nunca Noche de invierno, de Valerio Manfredi, Ángeles en la nieve, de James Thompson o Hielo frágil, de Piero Degli Antoni. Y si esto tampoco les convence, pueden probar con las novedades que les ofrecemos en estas páginas, a las que valdría la pena dedicar un tiempo en los días de vacaciones y antes, por supuesto, de que llegue a las librerías el esperado (y polémico) libro del premio Nobel sudafricano J. M. Coetzee, La infancia de Jesús, que publicará Mondadori el 5 de septiembre

«Inferno»La fórmula del bien y el mal en edición manejable

Arrancamos este recorrido con el álter ego de Dan Brown, el catedrático de Simbología Religiosa de la universidad de Harvard Robert Langdon, que ya protagonizó los megabestsellers El código Da Vinci, Ángeles y demonios y El símbolo perdido. En Inferno, Langdon se propone descifrar el significado esotérico de los símbolos del clásico de la literatura italiana La Divina Comedia, escrita por Dante entre 1307 y 1321. Inferno es el primero de los tres cantos. Al igual que el poeta florentino, Langdon atraviesa la puerta del infierno, la cual tiene una inscripción: «Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y el lugar donde sufre la raza condenada,yo fui creado por el poder divino, la suprema sabiduría y el primer amor, y no hubo nada que existiera antes que yo, abandona la esperanza si entras aquí». Brown mantiene la fórmula que le ha permitido vender millones de ejemplares, con los temas eternos del bien y el mal (por desgracia) y con una edición fácil de manejar (por suerte).

«La verdad sobre el caso Harry Quebert»Dignificar el género policiaco

Comparado con nombres de la talla de Philip Roth, Jonathan Franzen o Woody Allen (es más fácil seguir Juego de Tronos que los razonamientos de la columnista de Le Point Marie-Françoise Leclère, que es a quien se le ha ocurrido la idea de juntarlos), el escritor suizo Jöel Dicker ha irrumpido en el panorama literario con una novela excepcional por lo que tiene de rara y única: un thriller capaz de extraer toda la riqueza de la literatura para forjar una historia de violencia. Narrada en primera persona, La verdad sobre el caso Harry Quebert gira en torno al asesinato de una joven de quince años llamada Nola Kellergan, y un jovenescritor, Marcus Goldman, que cuando visita a su mentor (Harry Quebert), descubre que éste tuvo una relación secreta con la víctima. La novela de Dicker sobrepasa la calidad a la que estamos acostumbrados últimamente en España respecto al género policíaco.

«Condenada»Delirante relato sobre jóvenes desorientados

La protagonista de Condenada, de Chuck Palahniuk, no atraviesa su mejor momento. Madison Spencer es hija de una estrella de cine narcisista y de un billonario, que la abandonan en un internado suizo para dedicarse a sus respectivas profesiones. Madisonconsume drogas como una manera de olvidar sus problemas. También tiene sus razones para estar gorda. Por si la lista de desgracias fuera corta, Madison muere de una sobredosis de marihuana y lo siguiente que recuerda es que está en el infierno. Condenada es un relato delirante y salpicado de humor, sobre jóvenes desorientados, padres desacertados y un demonio que no las tiene todas consigo. El autor de El club de la lucha domina de forma maravillosa la sátira y todavía más la descripción del carácter humano. Seguramente Condenada es, junto con Diario: una novela, la obra de Palahniuk que defiende con mayor contundencia ese lugar común de Sartre: «El infierno son los otros».

«Los hermanos sisters»La fiebre del oro

El viejo Oeste está de moda. Prueba de ello es la aparición en un corto espacio de tiempo de algunas de las novelas más celebradas del género, como Warlock y BadLands, ambas de Okley Hall, o La banda de la Tenaza y El vaquero indomable, una y otra del anarquista del desierto Edward Abbey, que concibió su vida como un manual de desobediencia. A ellos se suma ahora el escritor canadiense Patrick de Witt con Loshermanos Sisters. La novela transcurre en 1851, en plena fiebre del oro. Charlie y Eli Sisters se dirigen a Sacramento, en California, a cumplir un nuevo trabajo para su jefe, acabar con Hermann KermitWarm, un buscador de oro, a quien no saben por qué deben matar. Pero han de hacerlo pronto, antes de que al más pequeñode los hermanos, Eli, le pesen su oficio y su soledad. DeWitt vuelve a conquistar al lector y demostrar por qué su primera novela, Abluciones, fue aplaudida por autores como Dennis Cooper y Gary Shteyngart.

«2312»Con el aval del Premio Nébula

Supongo que muchos se habrán enterado ya de que Kim Stanley Robinson es un hombre. Bien, pues ahora deberían saber que Robinson sorprendió al mundo allá por los años 90 con su maravillosa Trilogía Marciana, compuesta por Marte Rojo, Marte Verde y Marte Azul. Ahora, en 2013, vuelve al tema de la conquista del espacio situada 300 años en el futuro, un futuro en donde la especie humana ha colonizado casi todo el Sistema Solar. En 2312 una serie de sucesos forzará a los seres humanos a afrontar su

pasado, su presente y su futuro, que se presenta incierto, y así llevamos dos mil años. Le podrán comparar con William Gibson o J.G. Ballard si quieren, pero Robinson ya se ha ganado el derecho de ser Robinson. La novela llega además avalada por el Premio Nebula 2012, un reconocimiento que concede, desde 1965, la Asociación de Escritores de Ciencia Ficción y Fantasía de Estados Unidos.

«La cabeza del profesor Dowell»Rescate de la inagotable ciencia ficción rusa

En una realidad que impone la inmediatez y apunta hacia el consumo rápido, la colección Rara Avis de Alba rescata a uno de los autores clásicos de la ciencia ficción rusa, Aleksandr R. Beliáiev (1884-1942), conocido como el Jules Verne ruso. La cabeza del profesor Dowell es una novela con todos los clichés clásicos imaginables en la que Beliáiev narra la historia de un eminente científico especializado en el trasplante de órganos asesinado por un discípulo suyo, el profesor Kern, que conserva su cabeza con vida y la obliga a supervisar sus investigaciones: «Sí, en efecto es su cabeza. La cabeza de mi querido y difunto colega Dowell, devuelta a la vida por mí. Por desgracia, solo he podido revivir la cabeza. No todo sale a la primera». El volumen se completa con el relato El día del Juicio Final, que narra las consecuencias de una súbita ralentización de la velocidad de la luz en todo el planeta.

«1913. un año de hace cien años»Cuando la cultura era la forma de vida

Transcurren los primeros segundos de 1913. En la oscura noche resuena un disparo. Se oye un leve clic, los dedos se tensan en el gatillo, luego hay otra detonación, sorda. Se avisa a la policía, que acude y detiene en el acto al autor de los disparos. Se llama Louis Armstrong. El muchacho, de doce años, quería dar la bienvenida al año nuevo en Nueva Orleans con un revólver robado». Ésta y otras anécdotas históricas relacionadas con un año de hace cien años constituyen la materia prima de la novela 1913, de Florian Illies. Por sus páginas desfilan Proust en busca del tiempo perdido,Freud explorando cuerpos y almas, Stravinski celebrando la primavera en el teatro de los Campos Elíseos, Kafka, Joyce y Musil tomando el mismo día un café en Trieste. La novela de Illies nos hace añorar aquellos años (no solo 1913) en que música y literatura representaban al tiempo una expresión cultural y un modo de entender la vida.

«Netsuke»Emulando a Sade

Si hay alguien en este mundo, salvando a Gabrielle Wittkop, por supuesto, que pueda reverdecer al marqués deSade esa es la escritora neoyorquina Rikki Ducornet, nacida Erica DeGre. Si en La inquisición y la fabricante de abanicos (actualmente descatalogada) asistíamos al proceso inquisitorial contra una fabricante de abanicos, acusada de ilustrarlos con escenas pornográficas a causa de su amistad con el autor de Los 120 días de Sodoma o la escuela de libertinaje, en Netsuke asistimos a los encuentros sexuales de un psicoanalista con sus pacientes. «¿Por qué no puede la lujuria ocupar un lugar central en la investigación psicológica? Y si dicen de mí que soy el marqués de Sade de la psiquiatría... ¿qué más da? Algunos me odiarán, otros me venerarán». La novela de Ducornet se disfruta en función de lo relajado que estés en la hamaca.

«Las ventajas de ser un marginado»Un brillante debut

Brillante debut el que se ha marcado Stephen Chbosky. Un escritor, guionista y director de cine al que no hay que perder de vista por si la cosa no queda en flor de un día. Las ventajas de ser un marginado es una novela juvenil hipnótica: un texto profundo e inspirador sobre el desconcierto de la adolescencia narrada de forma epistolar y resuelta con esa aparente sencillez que suele ser fruto de la maestría técnica: «Somos lo que somos por un montón de razones. Quizás nunca conozcamos la mayoría de ellas. Pero, aunque no tengamos el poder de elegir de dónde venimos, todavía podemos elegir adónde vamos desde ahí. Todaví podemos hacer cosas. Y podemos intentar sentirnos bien con ellas […] Así que esta es mi vida. Y quiero que sepas que estoy tanto feliz como triste y estoy tratando de averiguar cómo podría ser eso».

«Puck de la colina de Pook»Gran novela juvenil

Podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que Puck de la colina de Pook de Rudyard Kipling es una de las obras más hermosas de la literatura infantil y juvenil, que a menudo ha quedado eclipsada por otras más conocidas del autor, como Kim y El libro de la selva. Puck es un duende burlón creado por Shakespeare para su obra de teatro El sueño de una noche de verano. Kipling lo hace renacer para enseñar sucesos del pasado de Inglaterra a Dan yUna, dos hermanos que viven en una región de Sussex.De la mano de Puck, ambos conocerán caballeros normandos y sajones, piratas daneses y artistas del Renacimiento, entre muchos otros. En un panorama un tanto saturado de artistas conviene recordar la reflexión que hace Hal, pintor y dibujante, de su vida: «Yo vine aquí, no a servir a Dios como debe hacerlo un artesano, sino a demostrar a la gente que era un gran artista. Y a la gente le importó un bledo mi arte y mi grandeza, y me estuvo bien empleado».